lunes, 16 de marzo de 2015

SANTA TERESA DE JEÑUS


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SANTA TERESA DE JESÚS (1515/03/28 - 1582/10/04)


INTRODUCCIÓN

La vida de los mortales tiene un comienzo, el día de su nacimiento; y un final, día de su su fallecimiento. En la vida de Teresa se distinguen dos etapas:

La primera, desde su nacimiento ( 28 de febrero de1515) hasta su conversión definitiva(1554).
La segunda, desde su conversión definitiva (1554) hasta su muerte (4 de octubre en Alba de Tormes de 1582).

La vida de Teresa se desenvuelve en una época de esplendor cultural, como es el Siglo de Oro, pero también es una época de convulsiones y bancarrotas económicas. “Teresa de Ávila fue plenamente consciente de los acontecimientos de su tiempo. Es sorprendente la cantidad de referencias que encontramos en sus obras al Concilio de Trento, a las guerras de religión, a las revueltas de los moriscos, a los enfrentamientos con Francia y Portugal, a los procesos inquisitoriales y a los Índices de libros prohibidos, a las conquistas americanas y a los productos que de allí llegaban: patatas, cocos, pipote, tacamata... Como veremos, tuvo relación con S. Pedro de Alcántara, S. Juan de Ávila, S. Luis Beltrán, S. Francisco de Borja y S. Juan de la Cruz, entre otros” (P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d: file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm).

Teresa de Cepeda y Ahumada vivió durante el llamado «siglo de oro español». Época compleja, en la que la «monarquía católica» alcanzó su máximo poderío económico, militar y político. Contemporánea de Erasmo de Roterdam, Martín Lutero, Carlos V y Felipe II. Por entonces compuso su música Tomás Luis de Vitoria y escribieron Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León y Cervantes. Mientras Juan de Herrera construía El Escorial, Diego de Siloé, Juan de Juni y el Greco realizaban sus mejores obras. «La Celestina» o «El Lazarillo de Tormes», también contemporáneos, nos describen perfectamente las contradicciones de aquel tiempo” ( P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d: file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%Bas/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm).


ETAPA PRIMERA, DESDE SU NACIMIENTO (28 de febrero de 1515) HASTA SU CONVERSIÓN DEFINITIVA(1554).

Nacimiento

Teresa de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda y de Beatriz de Ahumada, de una noble familia a abulense, nace a las cinco de la tarde en Gotarrendura (Ávila) el día 28 de marzo del año 1515. Reiteramos que nació en Gotarrendura, y no en Ávila capital, cuya afirmación está avalada por tres datos: uno, la existencia de su propia partida de nacimiento, faltando en el Libro de nacimientos de Gotarrendura 30 hojas correspondiente a la fecha de su nacimiento; dos, sus hermanos nacieron tambien en Gotarrendura, así como su madre falleció en esta localidad; tres, en el mismo centro del pueblo todavía hay propiedades, como es la existencia de un palomar del principio del siglo XV, (declarado Bien de Interés Cultural) de la familia y mencionado por Teresa de Jesús en alguno que otro de sus escritos.
Por esta localidad pasó el cortijo fúnebre de la Reina de Castilla, Isabel La Católica. Actualmente pasa el Camino de Levante, correspondiente al Camino de Santiago.
Gotarrendura, es una localidad de 10 kilómetrtos cuadrados de la provincia de Ávila,separadas por una distancia de 19,10 km y a 23 km por carretera.

Configuración familiar

Alonso Sánchez de Cepeda se casó dos veces, las dos con hijas de terratenientes. La primera con Catalina del Peso y Henao, con la que llevada dos años casados cuando tiene lugar su fallecimiento en 1507 por la peste y con la que tiene tres hijos: Juan, María y Pedro. Las segunda con doña Beatriz Dávila y Ahumada, con tan sólo 14 años y que fallecería con 33 años (1509), con la que tuvo nueve hijos: Fernando, Rodrigo, Teresa, Lorenzo, An­tonio, Pedro, Jerónimo, Agustín y Juana. En su configuración familiar hay, pues, 12 hermanos. Ella misma contó: “Éramos tres hermanas y nueve hermanos»,y ella misma admitía que era la favorita de su padre.
Su nacimiento tiene lugar-dice el P. Eduardo Sanz de Miguel- “en una casa grande, acomodada con huerto, noria y establos, arcones, tapices y alfombras” A los pocos día de nacer, el 4 de abril del mismo año que nace es bautizada con el nombre (siguiendo la costumbre de la época de que los hijos tomaran indistintamente el apellido de la madre) de Teresa de Ahumada en la parroquia de San Juan. Aún se conserva la pila donde fue bautizada y la casa donde vivió siendo niña” (file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm)
Su vida en este mundo terrenal se reduce a 67 años, los mismos de que dispone para ir desenvolviéndose en las diferentes etapas biológicas y psíquicas de su vida- infancia, niñez, pubertad, adolescencia, juventud, adultez y ancianidad-, para irse formando humana y académicamente, para ir dando cumplimiento a su vocación religiosa y a cuantas responsabilidades la vida le va demandando, que no son pocas.

Infancia y niñez

No cabe la menor duda que Teresa,ya desde su infancia, manifiesta ser inteligente, espabilada y decidida. Su vida desde sus inicios se desenvuelve en un ambiente familiar dado a la cultura. A este respecto dice el P. Eduardo Sanz de Miguel: “ El alto nivel de vida fue vaciando las arcas del padre, el cual gastaba gran parte de su tiempo entre libros de Séneca, Boecio, vidas de Santos... que él mismo se encargaba de leer a sus hijos. La madre también era una apasionada de la lectura, especialmente de los libros de caballerías. Desde muy pequeña, Teresa heredó esta afición de sus padres: «Era tan en extremo lo que en esto me embebía que, si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento» (V 1,1)”. La época es de gran esplendor cultural y de aventuras; no es sorprendente de que en dicho espíritu influyera el espíritu de dicha época. Ella misma, manifiesta su afición a los libros de caballería y a la vida de los santos. Siendo niña , a los 7 años ( 1522), llegó a fugarse con uno de sus hermanos, Rodrigo, para convertirse en toda una mártir en tierra de moros. Idea que no pudieron llevar a cabo por ser descubiertos por su tío Francisco, hermano de su padre, cuando todavía se encontraban en las murallas.
Después, en su cavilar, se les ocurre cambiar de aventura; cambian por el juego al ermitaño, para lo cual se construyen una cabaña en la huerta de la casa y se convierten en ermitaños. No hacen, pues, otra cosa que seguir el espíritu de aventura de los tiempos: guerreros que parten a Flandes, conquistadores de América; espíritu que influye en la literatura, a la que acude Santa Tersa y con la que tan absorbida queda.
El resto de su infancia, teniendo en cuanta su contexto familiar debió ser como la del resto de los niños; sencilla, sin grandes alteraciones, de juegos, educándose y aprendiendo la letras y las ciencias en la fe.
Le gusta leer. Pero también le encanta coquetear, tiene sus sueños, y sus admiradores. Sueña con ser una dama que se arregla y se perfuma para atraer a galanes. El coqueteo le encanta, para lo cual tiene una prima como referencia y un primo que la corteja y por el cual se siente atraída, cosa que no le hace mucha gracia a sus padre. 
 
Adolescencia y juventud: vocación religiosa, angustia y enfermedad

Se puede decir, que su infancia termina cuando muere su madre, en el año 1528, teniendo Teresa 13 años. Es todo un golpe para ella, se queda tan abatida y derrotada que no se halla a sí. Pide a la Virgen que la adopte, que la haga su hija. Y con ese inmenso dolor, su padre le hace saber que no le gusta la relación que tiene con su primo; nunca mejor dicho le viene a Teresa el refrán:”tu que no puede llevame a cuestas”. Al golpe de la madre se le suma la del primo. ¿Quién da más?
La razón por la que a su padre no le gusta la relación con su primo es , pues, que son primos y eso no es ni estético ni ético, viene a ser como un atentado a la honra; y eso supone que van a estar en el comentario de la gente. Por estas razón decide internarla, cuando ya contaba con 16 años, como pupila con las monjas agustinas en el convento de Santa María de Gracia, era el año 1531. Teresa, psíquicamente, se encontraba mal. En los más profundo de su ser sentía un mal estar difícil de explicar. En dicho año se casa su hermana María, y su hermano Hernando se fue e las Indias en 1530. En dicho monasterio estuvo año y medio.
Al año siguiente acusa una grave enfermedad, “calenturas con grandes desmayos”. Y con esta calenturas empieza una vida señalada por la enfermedad. Este el motivo por el que tiene que volver a su casa, 1532. Su padre la lleva a tomar baños minerales y aparecen los primeros síntomas de sus neurosis.
Desde los 18 a los 20 años, es decir, de 1533 a 1535, la vida de la Santa transcurre en Ávida sin determinarse todavía a tomar estado, entre la buena saciedad abuense, a la que por rango pertenecía, con las naturales y hones­tas expansiones juveniles. Su religiosidad cada vez la hace gustar más de la vida retirada y piadosa.
Teresa comunicó a su padre el deseo de hacerse monja, pero éste se negó a que lo pudiera realizar «mientras él estuviera vivo». Así que esperó el momento oportuno para huir en medio de la noche, en compañía de su hermano Antonio, al que había convencido para que entrara en los Dominicos. Era el 2 de noviembre de 1535. Teresa contaba 20 años y era tal el afecto que tenía a su padre, que sintió un terrible dolor al dejar su casa: «No creo será más el sentimiento cuando me muera, porque me parece que cada hueso se me apartaba de su sitio» (V 4,1). Pronto aceptó su padre la novedad y ofreció una generosa dote: veinticinco fanegas de pan, una cama con dos colchones, seis almohadas, dos cojines, alfombras, ropas abundantes, hábitos, sayas, mantos, velas, limosnas... y hasta tocas nuevas y un banquete para todas las religiosas del convento. Ella se adaptó bien a su nuevo estado: «En tomando el hábito, entróme un gran contento, que no me ha faltado hasta hoy» (V 4,2) ( P. Eduardo Sanz de Miguel,o.c.d: file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm).
Más de 100 monjas había en el monasterio al ingresar ella. Allí se encuentra una amiga suya, Juana Suárez, con la que mantiene largas conversaciones y la que la lleva al conocimiento de su vocación. Su hermano Rodrigo parte en septiembre de 1535 a América y muere al año siguiente, o tal vez a comenzar el 1537, luchando contra los indios “payaguas” en tierras bañadas por el rio Plata. Todas estas desgracias hacen mucho daño a Tersa de Jesús; daño que soporta con un estoicismo admirable y con una entereza sencilla y trágica.
Con 21 años (1536), vistió el hábito carmelita, y al año siguiente profesa (1537). Sus hermanos van tomando sus propia vida: unos, entre los que se encuentra Rodrigo, se vana la conquista de Perú, con los que tiene afligida despedida y una nostalgia imaginativa permanentemente por el peligro y cariño fraterno que supone el lugar se su estancia y su ausencia, y su hermana María se casa.
Adultez
Aquel año en el que profesa (1537), cuenta 22, se pone por nombre Teresa de Jesús; año en el que se va sintiendo mal, tal mal que enferma, sufre un ataque de parasismo. En otoño de 1538 la llevan para curarla a Becedas, pero al no poder ser atendida por la curandera a la que iban hasta la primavera, se quedaron en Castellanos de la Cañada, localidad de Ávila donde vivía su hermana María, casada con Don Martín de Guzmán y Barrientos, agricultor y ganadero, localidad que no contaba más que con diez vecinos y una modesta capilla.
En dicha localidad en la que que estuvieron 9 meses, desde la cual la llevan en primavera a Becedas, en este mismo año 1538, para ser atendida por afamada curandera, que no pudo atenderla en otoño de este mismo año por no disponer aún de as hierbas que le tenía que aplicar para su curación. Lugar al que vuelve varias veces Teresa de Jesús a los 61 años (1576).
En el camino hacia Castellanos de la Cañada, se hospedaron durante unos días en casa de su tío Pedro, en Hortigosa, que distaba cuatro leguas de Ávila. Durante esos días su tío Pedro, hombre religioso y de gran virtud, y lector de obras ascética y religiosas le sirve a la Santa para afianzar su vocación, le entrega a su sobrina el “Tercer Abecedario el Tercer abecedario”, de fray Francisco de Osuna. En su lectura le llama la atención la frase: “Lo que falta no es escribir o el hablar, sino el callar y el obrar. El hablar distrae y el callar y el obrar recoge y da fuerza al espíritu”. Hay que guardar el corazón a modo de Castillo interior. Este ejemplar, leído y releído de manera permanente por Teresa de Jesús se conserva aún como una joya reliquia en el convento de las Carmelitas Descalzas de San José de Ávila.
Estando en Castellanos de Cañada, su amiga Juana Suárez se siente preocupada por Teresa. Esta enfermedad te ha vuelo muda, dime algo. Ambas hablan del amor de su hermana María respecto a su marido, y le pregunta Juana: ¿Se amaron siempre?
- Teresa contesta: ”El amor solo vale cuando es para siempre”.
En otro momento, estando en misa, Teresa de Jesús se lleva las manos a la cabeza. Se siente mal. Al salir de Misa le pregunta Juana. ¿Está mal o es que estás cansada?
- No te preocupes por mi. No puedo contestarte- Son cosas que no se pueden explicar – le contesta Teresa-
En la primavera del año 1539 van a Becedas, y nada más llegar va a la curandera acompañada de su hermana María y su amiga Juana; en la casa donde trabaja la curandera se encuentra con un panorama poco estimulante: personas devolviendo, con arcadas, etc. Es un lugar lúgubre y paupérrimo. Al entrar ella, le dice a la curandera que le dan convulsiones, desmayos y que tiene perdida las ganas de comer y que siente como llagas en el corazón. Le da dos preparados de hierbas (sangrías) y le hace que se lo tome todo. Le dice que se lo tiene que estar tomando durante un mes, y que es cosa del hígado. Varia veces va a la curandera, pero ella no mejora, se sigue encontrando mal sigue con sus convulsiones. La curandera les dice que son muy impacientes, que requiere su tiempo.
Teresa quiere confesarse, pero le recomiendan que no lo haga con el cura porque hablan mal de él y cuentan que tiene su manceba. ¿Qué más dicen? Pregunta Teresa. No obstante, ella se confiesa, y al terminar la confesión Teresa le pregunta al cura: ¿Qué ocurre, Padre? ¿No me absuelve?. Y acto seguido le dice al cura: Nadie es un miserable a los ojos de Dios.
- El cura se arrodilla ante ella.
¡Jesús que desatino! - dice ella- Y él se confiesa. Y acto seguido la perdona, la absuelve.
El cura queda cautivado, expectante; la busca, quiere hablar con ella; al final la encuentra, se rompe la camisa, se quita un idolillo que lo lleva colgado desde que se lo usa la manceba en el cuello y se lo da a Teresa de Jesús;y , sin hablar palabra, se marcha rápido.
¿Qué te ha dado? - Le pregunta Juana- Pero Teresa lo tira al agua del río.
Teresa empeora. Deciden volver a Ávila. El cura sigue su lucha, la manceba le sigue, pero él sigue adelante y no vuelve a las andadas.
Vuelve, pues, a Ávila en agosto de 1939, sigue mal. De nuevo quiere confesarse. Y entra en coma. El cura le da la extremaunción. La dan por muerta. Le hace las prueba con un espejo: le miran los ojos, los párpados, pero ella no da señales de vida. Después se lo hace con cera: le dejan caer gotas de cera por la frente, nariz y cejas. El médico confirma, pues, que ha muerto. Su padre se resiste, dice que no ha muerto, que no puede ser. La amortajan. El padre sigue insistiendo y vuelve a decir: a mi no me parece que ha muerto, late.
La siguen amortajando. En la Encarnación ya está todo dispuesto. Acaban de abrir la sepultura- dice Juana- Pero esta a la vez que llora se percata de que respira, que mueve uno de los dedos de la mano derecha. Y el padre presiente que que es un milagro y dice: parece que se mueve
Maria le dice: padre no es un milagro.
Teresa está conversando con ella misma, pero no se le entiende nada.
Dos años después (1542) se incorpora en la Encarnación y sus daños físicos persisten. Todos en Ávila la consideran santa, y todos en Ávila preguntan por ella. “Estoy agotando el tiempo en memeces”-dice teresa de Jesús. Lentamente se va recuperando. Empieza a gatear. Milagro de San José- dice una de las monjas.
No obstante, debido a las secuelas, no pude valerse por si misma durante los tres años posteriores. Vive, pues, una etapa de angustia y enfermedad hasta el año 1542; año en el que ella tiene 27 años.
Siete fueron los años de enfermedad y de angustia. Años en lo que ella confiesa que aprendió a confiar totalmente en Dios y comenzó a practicar la oración por el método de “recogimiento”, recogido en el tercer abecedario espiritual de Francisco de Osuna.
“A finales de 1543 enferma su padre. Desde hacía 5 años practicaba la oración y había cambiado el tenor de su vida, eliminando lujos y criados, vistiendo con sencillez, intentando arreglar sus maltrechas finanzas. Sus hijas le atiende con solicitud en su enfermedad, hasta que fallece muy cristianamente” (P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d: file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm#4.%20MONJA ).
A Teresa solo le queda su padre del cielo, al que se entrega totalmente: sin tregua, sin cansancio y sin condiciones.
Una vez que se recupera de sus dolencias, comenzó con uno grupo de religiosas de la Encarnación a enseñarles la vida de oración y a pensar en la reforma de la orden carmelita para acabar con el rigor relajado por Eugenio IV en 1432 e implantar el antiguo rigor, ya que se percata de que la vida conventual era un tanto relajada para unas 200 monjas que vivían en el monasterio gozando de gran libertad para salir y recibir visitas; cosa que Teresa de Jesús no veía bien, pues, pensaba que era un régimen muy abierto. Motivo, pues, de sus reformas.
Recuperada, en 1543, le encargan ir a pedir a casas importantes de la de la nobleza de Ávila, cosa que a veces comenta que no le apetece dicha encomienda. Piensa que debía dedicarse a otros menesteres. Es muy exigente en sus penitencias. Está triste. Estoy vaciá-dice- Lo cierto es que lo está pasando mal, muy mal. No encuentra, dice, a Dios. Hay que tener más humildad.
Necesito ayuda, mucha ayuda y consejos como el vuestro, les dice Teresa a las monjas que le acompañan.
“Su vida cotidiana se repartía entre los rezos comunitarios, la lectura espiritual, la oración personal en su oratorio privado, el cuidado de las enfermas de la casa y la atención a las numerosas personas que solicitaban su compañía en el locutorio. Los testimonios de la época nos hablan de la generosidad y de la piedad de la Hermana Teresa, así como de su simpatía y de la llaneza de su trato. Muchos la consideran una «santa religiosa». Ella, sin embargo, no termina de estar contenta, se encuentra dividida: «Por una parte me llamaba Dios, por otra yo seguía al mundo. Dábanme gran contento todas las cosas de Dios, teníanme atada las del mundo. Paréceme quería concertar estos dos contrarios» (V 7,17). En esta tensión se mantuvo durante 10 años, hasta que Dios la venció totalmente. Al respecto, exclama: «Antes me cansé yo de ofenderos que vos de perdonarme». (P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.:
file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%Bas/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm#4.%20MONJA).



ETAPA SEGUNDA, DESDE SU CONVERSIÓN DEFINITIVA (1554) HASTA SU MUERTE (1582)

Así describe el P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d: “En este tiempo, su corazón inquieto interpretó varios acontecimientos como llamadas personales de Dios. En cierta ocasión, cuando estaba atendiendo a una visita, sintió que el Señor la miraba enojado. Otra vez le hizo reflexionar la presencia de un sapo de gran tamaño en el locutorio. En algunos sermones le parecía que el Señor la llamaba a grandes voces. Cierto día, al entrar en su oratorio y ver allí la imagen de «un Cristo muy llagado», se siente dolorida por lo mal que ha pagado tanto amor y, entre lágrimas, le suplica fortaleza para no ofenderle más (V 9,1). Poco tiempo después se siente interpelada por las «Confesiones» de S. Agustín. «En especial, después de estas dos veces de tan gran compunción comencé más a darme a la oración... y fueron creciendo las mercedes espirituales... Me venía un sentimiento de la presencia de Dios, que en ninguna manera podía dudar que estaba dentro de mí y yo toda engolfada en él» (V 9,10). Estamos en 1554. Teresa contaba 39 años y se dispone a comenzar una nueva etapa de su vida. De hecho, cuando nos cuente su historia, se siente obligada a hacer un gran paréntesis aquí, para introducirnos unas reflexiones sobre la oración, que nos ayuden a comprender lo que vendrá después. Al retomar el relato, dirá: «Es otro libro nuevo de aquí adelante, digo otra vida nueva» (V 23,1). (file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm#5.%20LA%20%C2%ABCONVERSI%C3%93N)
Con su conversión definitiva ante un Cristo llagado nace de nuevo Teresa de Jesús y comienza la segunda etapa de su vida. La de su fecundidad espiritual, mística y literaria. La etapa de fundadora», subraya la filóloga especialista en la figura de Santa Teresa.
Estamos en 1554,Teresa de Jesús cuenta ya con 39 años. Era tiempo de cuaresma, llevaba 19 años de de vida religiosa, y llorando ante Cristo llagado le pide fuerzas para no ofenderle. En aquel tiempo empieza atener visiones “imaginarias e “intelectuales”. Visiones que van a ir teniendo a lo largo de su vida, y que son las que determinaron sus crisis para buscar si aquello procedía del “Espíritu de Dios “ o del “demonio”. Es, pues, su conversión definitiva.
A sus s 39 años de edad, Teresa cambia de vida. El suyo es un cambio radical. No sólo ético o psicológico, sino total: afecta a la persona de Teresa en sus estratos más profundos. Le fija el rumbo de vida. Cambia su sistema de relaciones con Dios. Pone fin a la lucha agónica de los capítulos anteriores. Y marca el alboreo de una nueva y larga jornada, que durará hasta la muerte. Sin fisuras ni revi­siones ni zozobras de timón.
 

Vigilada y amenazad por la Inquisición.

Europa está dividida por la guerra de región. Europa, pues, está convulsa y todos los movimientos que se hacen notar con novedades aperturistas e intimidad pone en vanguardia a los inquisidores.
A este respecto no tiene desperdicio lo que nos dice el P. Eduardo Sanz, o.c.d.: “El nuevo Inquisidor general, Francisco Valdés y su terrible consejero, el Teólogo escolástico Melchor Cano, llenaron las cárceles con los discípulos de Cisneros, con los erasmistas, con los alumbrados... Incluso fueron condenados el ex-secretario de Cisneros, el Obispo de Verisa, Juan de Cazalla y hasta el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Bartolomé de Carranza, por atreverse a escribir cosas como ésta: «No hay que maravillarse de que Dios quiera comunicarse a las mujeres y a los labriegos antes que a los letrados». Incluyen, uno tras otro, todos los libros que tratan de espiritualidad en el Índice de libros prohibidos (sólo en 1551 publican 4 Índices).
En otoño de 1558, dentro de esa vigilancia, comentan de ella que es una monja singular, que hay que vigilarla, pues, sus orígenes son los de un abeulo judíos al que le llamaban el toledano. En sus confesiones, aparte de no creer las cosa que contaba sobre Dios: “nadie pude estar dentro de mi , como está Dios, el cual veía”.
El confesor pensaba que era soberbia, y que tenía que rezar permanentemente el “Yo pecador”. En las confesiones, tanto durante, como después se lo pasaba mal. Descargaba todo cuanto llevaba en su adentro sincera, llana y vorazmente, pero cuanto le decía a su confesor lo ponía en duda y le producía incomodidad. Se hacia, pues, incómoda, razón por la que tiene que recurrir a varios confesores.
Muy poco después, en 1559, Felipe II obliga a regresar a todos los españoles que estudian o enseñan en el extranjero, se prohíbe introducir en España libros publicados fuera de sus fronteras y traducir al español libros escritos en otros idiomas, incluso harán quemar las obras de Sto. Tomás de Villanueva, S. Francisco de Borja, S. Juan de Ávila, Fray Luis de Granada, y todos los libros que ella había devorado con ansias de aprender y había recomendado a tantas otras personas. Famosos son los autos de fe realizados en Valladolid y Sevilla en 1559, en los que se llevaron a la hoguera, acusadas de alumbradas, gentes muy principales del Reino. No es extraño el miedo que surge en los confesores de Teresa cuando les habla de su oración, hasta llegar un momento en que ningún sacerdote de Ávila quiere aconsejarla. Este clima envenenado explica las continuas contradicciones de los años posteriores: denuncias a la inquisición, secuestro del libro de la Vida, castigos, persecuciones... Y el descanso que supuso para la Santa poder exclamar, antes de fallecer: «Muero, al fin, hija de la Iglesia» “ (P. Eduardo Sanz de Miguel,o.c.d. : file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%Bas/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm#5.%20LA%20%C2%ABCONVERSI%C3%93N).
En el monasterio de la Santa tambien se queman libros. Teresa de Jesús, siguiendo el índice de los libros objeto de quema, recoge cuanto tienen que ser quemados, se los da a una de las monja para que lo eche ella a la hoguera. haga ella. “Desde ahora en adelante, Señor, Tú será mi libro vivo” -dice muy Teresa de Jesús-
Con determinada frecuencia vivía momento de éxtasis. Su alma quedaba en estado enteramente embargada por sentimientos de admiración y alegría en tanto sentía tener el disfrute de Dios, de los ángeles. En uno de esos éxtasis le dice a una monja, Mª. Paz, que pasa a su celda cuando está en el final: He visto un Ángel, no era grande sino pequeño y muy hermoso.
Y en otra ocasión le dice: cantas veces le pido a Dios que me libre de estas cosas.
Confesándose con Fray Pedro de Alcántara encuentra compresión, al que le dice: Padre tengo mucho dolor, “no es un dolor corporal, sino espiritual”. Al terminar su confesión, en el goza de haber sido comprendida, le dice. “ Os lo he contado todo, todo tan mal, tan desmañadamente”. Al irse su confesor; es decir, Fray Pedro de Alcántara, le dice este:quedar con Dios, hija mía.

Reformas y fundaciones.

Cuando consigue tener claro el ideal de reforma de la orden, Teresa de Jesús que tenía 42 años (1562), funda el convento de San José. Y en en 1563 redacta las Constituciones, que fueron aprobadas en 1565 por Pío IV, y que se basan en los siguientes puntos: vida de oración en la celda, ayuno y abstinencia de carne, renuncia de rentas y propiedades, comunales o particulares, y práctica del silencio.
Es el momento en que que comienza una nueva etapa en su vida. Su dedicación a la contemplación y la oración es compartida con una actividad extraordinaria para conseguir el triunfo de la reforma carmelita.
Su camino religioso es un vivir para Dios sin descanso y dedicada por entero a la contemplación, a la oración, a sus escritura y a las reformas y fundaciones. Fundaciones que llegaron a ser hasta un total de 17 conventos: Ávila (1562), Medina del Campo (1567) y en Duruelo el primer convento reformado masculino, el Carmelo, merced a la ayuda de San Juan de la Cruz, que le conoció en Medina del Campo, cuando ella tenía 52 años y él 24, y del Padre Antonio de Heredia, al que convenció para que participara en su reforma y no marchara a la cartuja de El Paular; Malagón (1568), Valladolid (1568); Toledo (1569), Pastrana (1569), Salamanca (1570), Alba de Tormes (1571), Segovia (1574), Beas de Segura (1575), Sevilla (1575), Caravaca de la Cruz (1576), Villanueva de la Jara (1580),  Palencia (1580), Soria (1581); Granada (1582), cuya fundación la hizo Ana de Jesús, aunque aún vivía Santa Teresa;y Burgos (1582), en el año de su muerte.
Al regresar de la fundación de Burgos se pasa por Medina del Campo, y estando en esta ciudad es llamada en Alba de Tormes por la Duquesa de Alba. Pero la Santa se encuentra enferma, muy agotada. Sus últimos respiros los da en el calor de los brazos de Ana San Bartolomé en la noche del 4 de octubre al 15 de octubre de 1582
Llevar a cabo las fundaciones no es un camino de rosas. Por el contrario supone ser toda una aventura humana y burocrática con muchos escollos, que le suponen mucho esfuerzo, abatimientos que demanda estímulos, consuelo; y, no siempre, los encuentra de manera continuada y contundente. Su confesor, por ejemplo, un día aprueba lo que hace, y otro se lo desaprueba. El Provincial, unas veces la apoya y otras no con en. El Obispo, que nunca dudó de ella, en momentos claves muestra inseguridad con determinados titubeos. Son muchos altibajos los que encuentra en su camino. Los mismos que la llevan a que muchas veces viva la tremenda sensación de que todo es un fracaso. Son momentos de verdadero abatimiento, pero ella siempre se levantaba, se retiraba a su celda, y siempre obediente, hacia sus oraciones en las que se entregaba a Jesús, a su Amado Jesús que era el único que le infundía fuerza para ir resistiendo los embates que encontraba en el quehacer de las fundaciones y reformas. Y cuando parece que todo fracasa se encuentra con los que van a lograr la autorización, como son Doña Guimar de Ulloa y el Padre Ibáñez.

Muere cuando aún le quedan muchas cosas por hacer.

Aún no ha publicado ninguna de sus obras, sin haber hecho ninguna fundación, pese a su ilusión, en Madrid, sin haber separado la orden de los calzados de la de los descalzados sin la certeza de de que sus monasterios podrán permanece con el espíritu que les infundó.
De su gran obra, una escrita por su propia iniciativa (cartas, poesía y anotaciones) y otra , por obediencia a sus superiores, que consideraban importante que escribiera sus experiencias y enseñanzas; obra maestra que le requirió mucho esfuerzo y le supuso ser sospechada por la misma Inquisición, que la tuvo vigilada debido a que algunos de sus escritos incitaran a seguir el cisma iniciado en Europa , o se alejara de la doctrina de la recta doctrina de la Iglesia. Algunos de sus textos está autocensurados, y Meditaciones Sobre El Cantar de los Cantares” los quemó ella misma por orden de su confesor.
Para ayudar a sus religiosas a la realización de su ideal de vida religiosa compuso Camino de perfección (escrito entre 1562 y 1564 y publicado en 1583) y Las moradas o Castillo interior (1578). La reacción de los miembros de la antigua observancia carmelita llegó a su punto culminante en 1575, año en que denunciaron a los descalzos a la Inquisición. Un breve de Roma, en 1580, ordenó la separación de las dos órdenes.
Es una vida llena de coherencia. Su vida es el reflejo de lo que le decía a sus monjas: que las gracias recibidas en la oración son para darnos fuerza en servir a los demás. Y aunque ella es conocida por lo elevado de las gracias místicas y visiones que recibe, su oración no la aparta del mundo, sino que hace que se entregue con especial fuerza y respaldo a las obras que le son encomendadas sufriendo en viajes, discusiones y continuas trabas, burlas y desplantes de sus contemporáneos.

Confesores.

Muchos fueron sus confesores, unos de la orden de los jesuitas, otros de la de los dominicos. De los jesuitas, el primero fue el padre Diego de Cetina, Rodrigo Álvarez, el Padre Baltasar Álvarez Manrique.

De los dominicos fueron, según menciona en Relaciones, Fray Vicente Barrón, que la confesó durante año y medio en Toledo; el Maestro fray Domingo Bañes, que era consultor del Santo Oficio en Valladolid, con el se confesó durante seis años, y siempre trata con él por cartas, cuando algo de nuevo se le ha ofrecido; el Maestro Chaves; fray Pedro Ibáñez, que era lector en Avila y afamado letrado; fray García de Toledo, así como con el P. Maestro fray Bartolomé de Medina, catedrático de Salamanca y también fue , durante algún tiempo, el Padre Maestro Fray Felipe de Meneses , prior o Rector del Colegio de San Gregorio; el Provincial de Santo Domingo, llamado Salinas, hombre muy espiritual y gran siervo de Dios; y fray Diego de Yanguas (Relaciones 4, 8). Nau Rosset: http://rumboalvcentenarioteresiano.blogspot.com.es/2012/11/dominicos-confesores-de-santa-teresa-de.html.

Tres entierros oficiales.
La enterraron allí mismo, en el convento de Alba de Torres aunque antes de que se cumpliera el año se procedió a la primera exhumación del cuerpo, que se encontró incorrupto. El padre Jerónimo Gracián procedió al rito de amputarle una mano que llevó a las carmelitas de Ávila aunque sin el dedo meñique que se quedó para él.
Tres años después del fallecimiento la Orden de los Carmelitas Descalzos mandaron llevar el cuerpo a Ávila así que fue exhumado el 25 de noviembre de 1585 y se trasladó el cuerpo incorrupto aunque sin un brazo que se quedó en Alba de Tormes para compensar de la pérdida. La decisión provocó el rechazo de los Duques de Alba, que echaron mano de su poder para recuperar el cuerpo, según relata Nieves Conscostrina en «Polvo eres», y lo lograron puesto que Sixto V ordenó el traslado de nuevo a Alba de Tormes. En total se oficiaron tres entierros oficiales.
Su cuerpo aún incorrupto se encuentra hoy en una capilla de la Iglesia de la Anunciación de Nuestra Señora de Alba de Tormes, custodiado por nueve llaves aunque despojado de muchas partes de su anatomía. En Alba de Tormes se conservan sendos relicarios con el brazo izquierdo y el corazón de la santa, un pie y parte de la mandíbula se encuentra en Roma, la mano izquierda en Lisboa, un dedo en París, aunque la reliquia de la santa que ha tenido una existencia más agitada ha sido la primera mano que se le seccionó (M. Arrizabalaga: http://www.abc.es/archivo/20141015/abci-santa-teresa-201410131409.html)

Primera doctora de la Iglesia

En 1614 fue beatificada por Paulo V y en 1622 el Papa Gregorio XV la canonizó junto a San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri. Hubo que esperar hasta 1970 para que fuera nombrada por Pablo VI Doctora de la Iglesia, junto con Santa Catalina de Siena. Su fiesta se celebra hoy, 15 de octubre.
En 1604 se inició el proceso de canonización de Teresa. Fue beatificada por Pablo V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622, y nombrada doctora de la Iglesia Universal por Pablo VI en 1970. La primera mujer de las tres actuales doctoras de la Iglesia. Las otras son Santa Catalina de Siena y otra carmelita descalza: Santa Teresita del Niño Jesús.(http://www.santateresadejesus.com/santa-teresa-de-jesus-biografia/biografia/)
Su obra literaria: Ocho libros y medio millar de cartas
Santa Teresa de Jesús es una de las principales figuras de la literatura mística, dotando a sus textos de un exaltado sentido espiritual y vinculación divina por mediación de la vida contemplativa.
"El camino de la perfección", "Libro de las fundaciones", "Las Moradas" o su autobiografía "El libro de la vida" son sus libros más importantes.
En esos últimos 20 años de su vida escribió Santa Teresa el «Libro de la Vida», «Camino de perfección», «Meditaciones sobre los Cantares», «Moradas del castillo interior», «Exclamaciones», «Fundaciones», «Visita de Descalzas», las «Constituciones» para sus monjas, poesías y medio millar de cartas además de 66 «Cuentas de conciencia» para sus confesores. «Ella no podía predicar, pero sí podía decir lo que pensaba a través de las cartas, en las que no sólo se hablaba de su relación con Dios», señalaba el pasado domingo a Montse Serrador el historiador Javier Burrieza.

«Talismán» de Franco

Las carmelitas de Ronda conservan la célebre mano incorrupta de Santa Teresa que tras la Guerra Civil fue a parar a manos de Francisco Franco y éste llevó consigo como un talismán hasta su muerte. En su dormitorio del Palacio del Pardo hizo construir un altarcito para venerar la reliquia.
http://www.abc.es/archivo/20141015/abci-santa-teresa-201410131409.html

FRASES.

1a La vida es una mala noche en una mala posada.
1. No son buenos los extremos aunque sea en la virtud.
2. La verdad padece, pero no perece.
3. Si Satanás pudiera amar, dejaría de ser malvado.
4.Tristeza y melancolía no las quiero en casa mía.
5. Sólo amor es el que da valor a todas las cosas.
6. Considero yo muchas veces, Cristo mío, cuan sabrosos y cuan deleitosos se muestran vuestros ojos a quien os ama, y vos, bien mío, queréis mirar con amor.
7. Esta fuerza tiene el amor si es perfecto, que olvidamos nuestro contento por contentar a quien amamos.
8. La perfección verdadera es amor de Dios y del prójimo.
9. No le parece que ha de haber cosa imposible a quien ama.
10. ¡Cuan triste es, Dios mío, la vida sin ti!
11. El amor perfecto tiene esta fuerza: que olvidamos nuestro contento para contentar a quienes amamos.
12. Si en medio de las adversidades persevera el corazón con serenidad, con gozo y con paz, esto es amor.
13. La tierra que no es labrada llevará abrojos y espinas aunque sea fértil; así es el entendimiento del hombre.
14. Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.
15. Lee y conducirás, no leas y serás conducido.
16. He cometido el peor de los pecados, quise ser feliz.
17. ¡Ay que larga es esta vida! / ¡qué duros estos destierros! / ¡esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar la salida me causa dolor tan fiero, / que me muero porque no muero.
18. De devociones absurdas y santos amargados, líbranos, Señor.
19. Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces acertamos.
20. Es para mí una alegría oír sonar el reloj: veo transcurrida una hora de mi vida y me creo un poco más cerca de Dios.
21. Si en medio de las adversidades persevera el corazón con serenidad, con gozo y con paz, esto es amor.
23. Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero.
24. En la cruz esta la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para el cielo.
25. Que nada te traume, que nada te turbe, todo se pasa, solo Dios basta.
26. Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que si no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos...
27. Fuiste por amor criada hermosa, bella, y ansía en mis entrañas pintada, si te pierdes, mi amada, alma, buscarte has en mí.
28. Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en las alegrías.
29. Tener gran confianza... Quiere su majestad y es amigo de ánimas animosas, como vayan con humildad y ninguna confianza en sí.
30. Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos; mas no se da a sí del todo hasta que nos damos del todo.
31. Quizás no sabemos qué es amar, y no me espantaré mucho; porque no está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear en todo a Dios y procurar en cuanto pudiéremos, no ofenderle.
32. La única razón que encuentro para vivir, es sufrir y eso es lo único que pido para mí.
33. Tengo experiencia en lo que son muchas mujeres juntas. ¡Dios nos libre!
34. Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces acertamos.
35. Darse del todo al Todo, sin hacernos partes.
36. Las mujeres no necesitan estudiar a los hombres, porque los adivinan.
37. Lee y conducirás, no leas y serás conducido.
38. He cometido el peor de los pecados, quise ser feliz.
39. El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.
40. Sin un corazón lleno de amor y sin unas manos generosas, es imposible curar a un hombre enfermo de su soledad.
41. No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran amor.
42. El que no sirve para servir, no sirve para vivir.
El Amor solo vale si no es para siempre. Así se los dice a su amiga Juana jores que nosotros..."
aa hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas". (Santa Teresa de Jesús)
43. “Cuando recibimos al Señor, cerremos los ojos del cuerpo y abramos los del alma. Es el momento de tratar con él. Buen tiempo para oír sus enseñanzas, agradecerle y suplicarle que no se aparte de nosotros.” (Santa Teresa de Jesús)
44. “Cuando Jesús caminaba por el mundo bastaba tocar sus ropas para quedar curado; ¿qué no hará entrando dentro de nosotros mismos? Algunos hubieran preferido que se quedara resplandeciente y lleno de poder en el Santísimo Sacramento. Pero ¿qué pecador, como en mi caso personal, se hubiera atrevido a acercarse a él? Debajo de pan es fácil su trato. Disfrazado de esta manera, le hablamos casi de igual a igual, sin muchos miramientos y respetos. Parece que desea que nos acerquemos con frecuencia y con llaneza hasta él, de lo contrario ¿para qué se disfrazó?” (Santa Teresa de Jesús)
45. “Darse del todo al Todo, sin hacernos partes.” (Santa Teresa de Jesús)
46. “¿Qué apoyo o remedio llevaremos en el camino para no caer? El Maestro nos señaló dos: amor y temor. El amor nos hará apresurar los pasos, el temor nos hará ir mirando a dónde ponemos los pies para no tropezar. Pero ¿cómo sabemos si vamos con bastante provisión de amor y temor? El que ama verdaderamente a Dios, ama todo lo bueno. Quien de veras ama a Dios no puede amar vanidades, comodidades, deleites, honras o envidias. No pretende otra cosa que contentar al Maestro. Daría la vida para que fuera más conocido y seguido por otras personas… El otro remedio para el camino es el temor al mal. Temor al único mal de la humanidad: el apartarnos de él. Temor de salirnos del camino que nos conduce hacia él. Temor de nosotros mismos. Temor a que, por una locura, pongamos nuestros deseos por encima de los suyos. Por esto terminamos nuestra oración con la humilde y sincera expresión de nuestra debilidad “y líbranos del mal”.” (Santa Teresa de Jesús)
47. “En el desprendimiento está todo si es total y verdadero. ¿Por qué está todo en el desprendimiento? Porque el desprendimiento es dejar todo para abrazarse a Dios. Es entregarse totalmente a él sin dividirse en partes.” (Santa Teresa de Jesús)
48. “El desprendimiento y la humildad andan siempre juntas como dos hermanas inseparables. ¡Hermanas poderosas, señoras del mundo, libertadoras de todas las cadenas y enredos! Tan amadas del Maestro que nunca se las vio sin su compañía. Estas hermanas inseparables no temen a nada ni a nadie, pues no les importa perderlo todo. Lo único que les preocupa es descontentar a Dios.” (Santa Teresa de Jesús)
49. “¿Por dónde comenzar el desprendimiento de uno mismo? Lo primero es quitarse de encima la preocupación de la propia salud. ¡Es algo sorprendente el excesivo cuidado que le prodigamos a nuesgtro cuerpo! Es preciso ubicar cada cosa en su lugar. El objetivo de nuesra vida es servir a Cristo y para eso es conveniente mantener la salud y fuerzas corporales. Pero muchas veces sucede lo contrario, se cuida la salud y el físico como si fueran la meta de nuestra vida… y los días y los años transcurren en esos cuidados. Si nos dejamos dominar por el temor de posibles enfermedades, nunca haremos nada.
También es buen camino para el desprendimiento de sí mismo, el no andar quejándose por pequeñas dolencias o dolores. Si se puede aguantar, es mejor callarse. Cuando el mal es serio, ya nos daremos cuenta.” (Santa Teresa de Jesús)
50. “Las dolencias pueden impedirnos una oración prolongada, pero hay momentos en que es posible orar. Y la misma enfermedad se puede transformar en oración, cuando se la ofrece al Señor y se la acepta como venida de su mano.” (Santa Teresa de Jesús)
51. “Si nos dejamos dominar por el temor de posibles enfermedades, nunca haremos nada.” (Santa Teresa de Jesús)
52. “La humildad es la verdad” (Santa Teresa de Jesús)
53. “El desprendimiento y la humildad andan siempre juntas como dos hermanas inseparables. ¡Hermanas poderosas, señoras del mundo, libertadoras de todas las cadenas y enredos! Tan amadas del Maestro que nunca se las vio sin su compañía. Estas hermanas inseparables no temen a nada ni a nadie, pues no les importa perderlo todo. Lo único que les preocupa es descontentar a Dios.” (Santa Teresa de Jesús)
54. “El corazón humilde desea sinceramente ser tenido en poco y desea ser perseguido y condenado sin culpa, aún en cosas graves. Pues el verdadero humilde, al compararse con Jesús que fue condenado sin culpa, ve claramente que personalmente merece todo eso y mucho más.” (Santa Teresa de Jesús)
55. “La medida verdadera de nuestra proximidad a Dios, es la dama humildad” (Santa Teresa de Jesús)
56. “El humilde se contenta con lo que le toca: si se trata de servir, sirve; si le toca trabajar fuerte, lo hace y si le dan regalos (contemplación) con admiración y agradecimiento los recibe, aunque piensa que no le corresponden. Todas sus acciones y pensamientos le parecen insignificante para tan gran Señor.” (Santa Teresa de Jesús)
57. “El Señor me hizo un gran favor al mostrarme el lugar del cual me había librado por su misericordia. Pues una cosa es imaginarlo y otra cosa es verlo. La diferencia que existe entre los dolores de esta tierra y los tormentos del infierno es la misma diferencia que hay entre un dibujo y la realidad.” (Santa Teresa de Jesús)
58. “He experimentado que cuando me determino a hacer algo por Dios, aunque sienta que me cuesta horrores el comienzo, el mismo Dios viene luego en nuestra ayuda dándonos gran alegría en aquello mismo que nos ocasionaba espanto.
Jamás hay que dejar de llevar a la práctica una buena inspiración por los miedos que nos acometan, siempre que esos buenos proyectos vayan sinceramente dirigidos hacia Dios.” (Santa Teresa de Jesús)
59. “Nuestro enemigo trata por todos los medios de apartarnos del castillo interior. Sus ataques son a cara descubierta. Luego, en las etapas siguientes, sus ataques son más disimulados y hasta parecería que nos quiere ayudar: se disfraza de ángel bueno, pero lo que busca es perdernos.” (Santa Teresa de Jesús)
60. “Estas son las grandes mortificaciones que yo desearía tomaran todos sin ningún peligro de dañarse la salud. Pues el exceso en las privaciones de alimento, o de algo semejante, nos puede perjudicar y requiere cierto equilibrio y moderación. Pero el privarse de dar disculpas ¡no quita la salud a nadie! Para lograr esto ayuda el pensar que cuando nos culpan, siempre somos, en el fondo, culpables. Si siete veces al día cae el hombre justo, sería mentira decir que no tenemos pecado. Así que, aunque no sea en lo mismo que nos culpan, nunca estamos enteramente sin culpa como estuvo Jesús.” (Santa Teresa de Jesús)
61. “El punto estratégico de esta guerra contra nosotros mismos, donde se juega el todo o gran parte, radica en dejar de lado el cuidado desmedido de nosotros mismos y nuestra insaciables sed de comodidad.” (Santa Teresa de Jesús)
62. “Alegrarse de ser reprendido sin motivo. Es muy grande el provecho que de esto nos viene. Se comienza a ganar libertad. Ya no se está atado por el ¿qué dirán los demás? Que digan bien o mal de nosotros será igual. Ni se nos ocurrirá qué contestar aunque nos injurien o acusen en nuestra propia cara. Al principio es algo muy dificultoso. Pero me consta que, con la ayuda del Señor, se puede alcanzar esta negación y desprendimiento de nosotros mismos.” (Santa Teresa de Jesús)
63. “No pierde el sol su hermosura por la falta grave, pero no se hace visible en el alma. Como si sobre los ojos se colocara un paño negro; seguirá brillando el sol, aunque el que tiene la venda oscura no percibe su esplendor. ¡Ojalá comprendieran todos la desgracia que significa el pecado mortal! Las tinieblas se adueñan del alma entera y hasta se interponen en el pensar y querer. La inteligencia se ciega y la voluntad se entorpece. No dejemos de pedir, cada día, que nos libre de tan grave mal, a donde todos podemos caer.” (Santa Teresa de Jesús)
64. “Verdaderamente es gran humildad el callarse cuando se es menospreciado o juzgado por algo que uno no hizo. De un modo similar al de Cristo que silenciosamente soportó las falsas acusaciones y afrentas. Es conveniente poner mucho empeño en esto porque trae consigo grandes ganancias. Mientras que en lo contrario, en el continuamente disculparse, no hay ningún provecho. Se necesita fortaleza, no corporal sino de arriba, para poder callar cuando se es acusado injustamente. Hay que pedirle al Señor verdadera humildad.” (Santa Teresa de Jesús)
65. “Es muy bueno rezar en comunidad pero hay tiempos en que la soledad es necesaria para rezar, necesaria para descubrir aspectos de la realidad que se nos escapan. Necesaria para el desarrollo de otras dimensiones del ser. La soledad es para ‘oírle’, para bajar a niveles de nuestro ‘yo’ que se nos escapan y que no explotamos porque desconocemos. La soledad es para saber ‘con quién estamos y quién somos’. Es soledad poblada, colmada. La oración a solas no es huir de nadie sino ir hacia Alguien. No es ausencia sino presencia. Es estar con El, con Dios.” (Santa Teresa de Jesús)
66. "La única razón que encuentro para vivir, es sufrir y eso es lo único que pido para mí" (Santa Teresa de Jesús)
67. “Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta. La paciencia todo lo alcanza…” (Santa Teresa de Jesús)
68. “Por experiencia puedo decir que cuando todavía existen preocupaciones por la propia honra, bienes o comodidades personales, es imposible adelantar en el camino de la oración.” (Santa Teresa de Jesús)
69. “Tenía muchos primos y primas con los cuales trataba frecuentemente y de todas las buenas amistades que podía elegir justo escogí la peor. Me encariñé con una pariente muy mundana que venía a menudo por casa. Pasaba conversando largos ratos con ella de pasatiempos y vanidades sin llegar nunca a pecado grave y sin haber perdido el temor de Dios.
Ahora me doy cuenta del daño que hace una mala compañía. Si no lo hubiera experimentado no lo podría creer. ¡Ojalá los padres se dieran cuenta del daño que hace a sus hijos una mala amistad!
En mi caso personal, aquellas huecas conversaciones barrieron mis buenos deseos e inclinaciones de la infancia. Lo único que me preocupaba, en ese entonces, era mi propio honor, lo demás me tenía sin cuidado.” (Santa Teresa de Jesús)
70. “Es preciso desprenderse, en todo lo que sea posible, de la propia voluntad. Es una guerra sin pausa ni descanso. Parece cruento no darse el gusto en nada. Pero ¡qué suavidad y placer trae consigo este despojarse de sí mismo! Aún en la presente vida se comienza a experimentar la alegría y la paz de la vida venidera.” (Santa Teresa de Jesús)
71. “Es algo sorprendente cómo él –que sostiene mil mundos- se encierra dentro de nosotros por amor. Y, para evitarnos sobresaltos, no se da a conocer bruscamente. Va preparando nuestro interior a su medida; nos va ensanchando poco a poco el corazón. Hay algo más sorprendente todavía. ¡El Señor de todo, dueño de nuestra vida, no modifica nada dentro de nosotros mismos si no se lo permitimos! Espera que le entreguemos nuestra libre voluntad y todo lo que somos”. (Santa Teresa de Jesús) (http://www.recursoscatolicos.com.ar/Frases/santateresa.htm)

POEMAS
Vivo sin vivir en mi 
En la cruz está la vida


 Vivo sin vivir en mí          


[Poema: Texto completo.]
Santa Teresa de Ávila
Vivo sin vivir en mí
y tan alta vida espero
que muero porque no muero. 
Vivo ya fuera de mí,
después que muero de amor,
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puso en mí este letrero:
«Que muero porque no muero».
 
Esta divina unión,
y el amor con que yo vivo,
hace a mi Dios mi cautivo
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión
ver a mi Dios prisionero,
que muero porque no muero.
 
¡Ay, qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta cárcel y estos hierros
en que está el alma metida!
Sólo esperar la salida
me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
 
Acaba ya de dejarme,
vida, no me seas molesta;
porque muriendo, ¿qué resta,
sino vivir y gozarme?
No dejes de consolarme,
muerte, que ansí te requiero:
que muero porque no muero. 
 
 En la cruz está la vida
[Poema: Texto completo.]
Santa Teresa de Ávila
En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

En la cruz está "el Señor
de cielo y tierra",
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

De la cruz dice la Esposa
a su Querido
que es una "palma preciosa"
donde ha subido,
y su fruto le ha sabido
a Dios del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

Es una "oliva preciosa"
la santa cruz
que con su aceite nos unta
y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.

Es la cruz el "árbol verde
y deseado"
de la Esposa, que a su sombra
se ha sentado
para gozar de su Amado,
el Rey del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.

El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es "árbol de vida"
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.

Después que se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz está "la gloria
y el honor",
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo.
"Tener gran confianza... Quiere su Majestad y es amigo de ánimas animosas, c
omo vayan con humildad y ninguna confianza e sí."
"Guíe su Majestad por donde quisiere. Ya no somos nuestros, sino suyos."
Na



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