SANTA TERESA DE JESÚS
(1515/03/28 - 1582/10/04)
INTRODUCCIÓN
La
vida de los mortales tiene un comienzo, el día de su nacimiento; y
un final, día de su su fallecimiento. En la vida de Teresa se
distinguen dos etapas:
La
primera, desde su nacimiento ( 28 de febrero de1515) hasta su
conversión definitiva(1554).
La
segunda, desde su conversión definitiva (1554) hasta su muerte (4 de
octubre en Alba de Tormes de 1582).
La
vida de Teresa se desenvuelve en una época de esplendor cultural,
como es el Siglo de Oro, pero también
es una época de convulsiones y bancarrotas económicas. “Teresa
de Ávila fue plenamente consciente de los acontecimientos de su
tiempo. Es sorprendente la cantidad de referencias que encontramos en
sus obras al Concilio de Trento, a las guerras de religión, a las
revueltas de los moriscos, a los enfrentamientos con Francia y
Portugal, a los procesos inquisitoriales y a los Índices de libros
prohibidos, a las conquistas americanas y a los productos que de allí
llegaban: patatas, cocos, pipote, tacamata... Como veremos, tuvo
relación con S. Pedro de Alcántara, S. Juan de Ávila, S. Luis
Beltrán, S. Francisco de Borja y S. Juan de la Cruz, entre otros”
(P.
Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d:
file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm).
“Teresa
de Cepeda y Ahumada vivió durante el llamado «siglo de oro
español». Época compleja, en la que la «monarquía católica»
alcanzó su máximo poderío económico, militar y político.
Contemporánea de Erasmo de Roterdam, Martín Lutero, Carlos V y
Felipe II. Por entonces compuso su música Tomás Luis de Vitoria y
escribieron Garcilaso de la Vega, Fray Luis de León y Cervantes.
Mientras Juan de Herrera construía El Escorial, Diego de Siloé,
Juan de Juni y el Greco realizaban sus mejores obras. «La Celestina»
o «El Lazarillo de Tormes», también contemporáneos, nos describen
perfectamente las contradicciones de aquel tiempo”
( P.
Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d:
file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%Bas/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm).
ETAPA PRIMERA, DESDE SU
NACIMIENTO (28 de febrero de 1515) HASTA SU CONVERSIÓN
DEFINITIVA(1554).
Nacimiento
Teresa
de Cepeda y Ahumada, hija de Alonso Sánchez de Cepeda y de Beatriz
de Ahumada, de una noble familia a abulense, nace a las cinco de la
tarde en Gotarrendura (Ávila) el día 28 de marzo del año 1515.
Reiteramos que nació en Gotarrendura, y no en Ávila capital, cuya
afirmación está avalada por tres datos: uno, la existencia de su
propia partida de nacimiento, faltando en el Libro de nacimientos de
Gotarrendura 30 hojas correspondiente a la fecha de su nacimiento;
dos, sus hermanos nacieron tambien en Gotarrendura, así como su
madre falleció en esta localidad; tres, en el mismo centro del
pueblo todavía hay propiedades, como es la existencia de un palomar
del principio del siglo XV, (declarado Bien de Interés Cultural) de
la familia y mencionado por Teresa de Jesús en alguno que otro de
sus escritos.
Por
esta localidad pasó el cortijo fúnebre de la Reina de Castilla,
Isabel La Católica. Actualmente pasa el Camino de Levante,
correspondiente al Camino de Santiago.
Gotarrendura,
es una localidad de 10 kilómetrtos cuadrados de la provincia de
Ávila,separadas por una distancia de 19,10 km y a 23 km por
carretera.
Configuración
familiar
Alonso
Sánchez de Cepeda se casó dos veces, las dos con hijas de
terratenientes. La primera con Catalina del Peso y Henao, con la que
llevada dos años casados cuando tiene lugar su fallecimiento en 1507
por la peste y con la que tiene tres hijos: Juan, María y Pedro. Las
segunda con doña Beatriz Dávila y Ahumada, con tan sólo 14 años
y que fallecería con 33 años (1509), con la que tuvo nueve hijos:
Fernando, Rodrigo, Teresa, Lorenzo, Antonio, Pedro, Jerónimo,
Agustín y Juana. En su configuración familiar hay, pues, 12
hermanos. Ella misma contó: “Éramos tres hermanas y nueve
hermanos»,y ella misma admitía que era la favorita de su padre.
Su
nacimiento tiene lugar-dice el P. Eduardo Sanz de Miguel- “en una
casa grande, acomodada con huerto, noria y establos, arcones,
tapices y alfombras”
A los pocos día de nacer, el 4 de abril del mismo año que nace es
bautizada con el nombre (siguiendo la costumbre de la época de que
los hijos tomaran indistintamente el apellido de la madre) de Teresa
de Ahumada en la parroquia de San Juan. Aún se conserva la pila
donde fue bautizada y la casa donde vivió siendo niña”
(file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm)
Su
vida en este mundo terrenal se reduce a 67 años, los mismos de que
dispone para ir desenvolviéndose en las diferentes etapas
biológicas y psíquicas de su vida- infancia, niñez, pubertad,
adolescencia, juventud, adultez y ancianidad-, para irse formando
humana y académicamente, para ir dando cumplimiento a su vocación
religiosa y a cuantas responsabilidades la vida le va demandando,
que no son pocas.
Infancia
y niñez
No
cabe la menor duda que Teresa,ya desde su infancia, manifiesta ser
inteligente, espabilada y decidida.
Su vida desde sus inicios se desenvuelve en un ambiente familiar dado
a la cultura. A este respecto dice el P. Eduardo Sanz de Miguel: “
El alto nivel de vida fue vaciando las arcas del padre, el cual
gastaba gran parte de su tiempo entre libros de Séneca, Boecio,
vidas de Santos... que él mismo se encargaba de leer a sus hijos. La
madre también era una apasionada de la lectura, especialmente de los
libros de caballerías. Desde muy pequeña, Teresa heredó esta
afición de sus padres: «Era
tan en extremo lo que en esto me embebía que, si no tenía libro
nuevo, no me parece tenía contento»
(V 1,1)”. La época es de gran esplendor cultural y de aventuras;
no es sorprendente de que en dicho espíritu influyera el espíritu
de dicha época. Ella misma, manifiesta su afición a los libros de
caballería y a la vida de los santos. Siendo niña , a los 7 años
( 1522), llegó a fugarse con uno de sus hermanos, Rodrigo, para
convertirse en toda una mártir en tierra de moros. Idea que no
pudieron llevar a cabo por ser descubiertos por su tío Francisco,
hermano de su padre, cuando todavía se encontraban en las murallas.
Después,
en su cavilar, se les ocurre cambiar de aventura; cambian por el
juego al ermitaño, para lo cual se construyen una cabaña en la
huerta de la casa y se convierten en ermitaños. No hacen, pues,
otra cosa que seguir el espíritu de aventura de los tiempos:
guerreros que parten a Flandes, conquistadores de América; espíritu
que influye en la literatura, a la que acude Santa Tersa y con la que
tan absorbida queda.
El
resto de su infancia, teniendo en cuanta su contexto familiar debió
ser como la del resto de los niños; sencilla, sin grandes
alteraciones, de juegos, educándose y aprendiendo la letras y las
ciencias en la fe.
Le
gusta leer. Pero también le encanta coquetear, tiene sus sueños, y
sus admiradores. Sueña con ser una dama que se arregla y se
perfuma para atraer a galanes. El coqueteo le encanta, para lo cual
tiene una prima como referencia y un primo que la corteja y por el
cual se siente atraída, cosa que no le hace mucha gracia a sus
padre.
Adolescencia y juventud:
vocación religiosa, angustia y enfermedad
Se
puede decir, que su infancia termina cuando muere su madre, en el
año 1528, teniendo Teresa 13 años. Es todo un golpe para ella, se
queda tan abatida y derrotada que no se halla a sí. Pide a la
Virgen que la adopte, que la haga su hija. Y con ese inmenso dolor,
su padre le hace saber que no le gusta la relación que tiene con su
primo; nunca mejor dicho le viene a Teresa el refrán:”tu que no
puede llevame a cuestas”. Al golpe de la madre se le suma la del
primo. ¿Quién da más?
La
razón por la que a su padre no le gusta la relación con su primo
es , pues, que son primos y eso no es ni estético ni ético, viene
a ser como un atentado a la honra; y eso supone que van a estar en el
comentario de la gente. Por estas razón decide internarla, cuando ya
contaba con 16 años, como pupila con las monjas agustinas en el
convento de Santa María de Gracia, era el año 1531. Teresa,
psíquicamente, se encontraba mal. En los más profundo de su ser
sentía un mal estar difícil de explicar. En dicho año se casa su
hermana María, y su hermano Hernando se fue e las Indias en 1530. En
dicho monasterio estuvo año y medio.
Al año siguiente acusa una grave enfermedad, “calenturas con
grandes desmayos”. Y con esta calenturas empieza una vida señalada
por la enfermedad. Este el motivo por el que tiene que volver a su
casa, 1532. Su padre la lleva a tomar baños minerales y aparecen los
primeros síntomas de sus neurosis.
Desde
los 18 a los 20 años, es decir, de 1533 a 1535, la vida de la Santa
transcurre en Ávida sin determinarse todavía a tomar estado, entre
la buena saciedad abuense, a la que por rango pertenecía, con las
naturales y honestas expansiones juveniles. Su religiosidad cada
vez la hace gustar más de la vida retirada y piadosa.
“Teresa
comunicó a su padre el deseo de hacerse monja, pero éste se negó a
que lo pudiera realizar «mientras
él estuviera vivo».
Así que esperó el momento oportuno para huir en medio de la noche,
en compañía de su hermano Antonio, al que había convencido para
que entrara en los Dominicos. Era el 2 de noviembre de 1535. Teresa
contaba 20 años y era tal el afecto que tenía a su padre, que
sintió un terrible dolor al dejar su casa: «No
creo será más el sentimiento cuando me muera, porque me parece que
cada hueso se me apartaba de su sitio»
(V 4,1). Pronto aceptó su padre la novedad y ofreció una generosa
dote: veinticinco fanegas de pan, una cama con dos colchones, seis
almohadas, dos cojines, alfombras, ropas abundantes, hábitos, sayas,
mantos, velas, limosnas... y hasta tocas nuevas y un banquete para
todas las religiosas del convento. Ella se adaptó bien a su nuevo
estado: «En
tomando el hábito, entróme un gran contento, que no me ha faltado
hasta hoy»
(V 4,2)
(
P. Eduardo Sanz de Miguel,o.c.d:
file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm).
Más de 100 monjas había en el monasterio al ingresar ella.
Allí se encuentra una amiga suya, Juana Suárez, con la que
mantiene largas conversaciones y la que la lleva al conocimiento de
su vocación. Su hermano Rodrigo parte en septiembre de 1535 a
América y muere al año siguiente, o tal vez a comenzar el 1537,
luchando contra los indios “payaguas” en tierras bañadas por el
rio Plata. Todas estas desgracias hacen mucho daño a Tersa de Jesús;
daño que soporta con un estoicismo admirable y con una entereza
sencilla y trágica.
Con
21 años (1536), vistió el hábito carmelita, y al año siguiente
profesa (1537). Sus hermanos van tomando sus propia vida: unos, entre
los que se encuentra Rodrigo, se vana la conquista de Perú, con los
que tiene afligida despedida y una nostalgia imaginativa
permanentemente por el peligro y cariño fraterno que supone el
lugar se su estancia y su ausencia, y su hermana María se casa.
Adultez
Aquel
año en el que profesa (1537), cuenta 22, se pone por nombre Teresa
de Jesús; año en el que se va sintiendo mal, tal mal que enferma,
sufre un ataque de parasismo.
En
otoño de 1538 la llevan para curarla a Becedas, pero al no poder ser
atendida por la curandera a la que iban hasta la primavera, se
quedaron en Castellanos de la Cañada, localidad de Ávila donde
vivía su hermana María, casada con Don Martín de Guzmán y
Barrientos, agricultor y ganadero, localidad que no contaba más que
con diez vecinos y una modesta capilla.
En dicha localidad en la que que estuvieron 9 meses, desde la cual
la llevan en primavera a Becedas, en este mismo año 1538, para ser
atendida por afamada curandera, que no pudo atenderla en otoño de
este mismo año por no disponer aún de as hierbas que le tenía que
aplicar para su curación. Lugar al que vuelve varias veces Teresa
de Jesús a los 61 años (1576).
En
el camino hacia Castellanos de la Cañada, se hospedaron durante
unos días en casa de su tío Pedro, en Hortigosa, que distaba cuatro
leguas de Ávila. Durante esos días su tío Pedro, hombre religioso
y de gran virtud, y lector de obras ascética y religiosas le sirve a
la Santa para afianzar su vocación, le entrega a su sobrina el
“Tercer Abecedario
el
Tercer abecedario”, de fray Francisco de Osuna. En su lectura le
llama la atención la frase: “Lo que falta no es escribir o el
hablar, sino el callar y el obrar. El hablar distrae y el callar y el
obrar recoge y da fuerza al espíritu”. Hay que guardar el corazón
a modo de Castillo interior. Este ejemplar, leído y releído de
manera permanente por Teresa de Jesús se conserva aún como una joya
reliquia en el convento de las Carmelitas Descalzas de San José de
Ávila.
Estando
en Castellanos de Cañada, su amiga Juana Suárez se siente
preocupada por Teresa. Esta enfermedad te ha vuelo muda, dime algo.
Ambas hablan del amor de su hermana María respecto a su marido, y le
pregunta Juana: ¿Se amaron siempre?
-
Teresa contesta: ”El amor solo vale cuando es para siempre”.
En
otro momento, estando en misa, Teresa de Jesús se lleva las manos a
la cabeza. Se siente mal. Al salir de Misa le pregunta Juana. ¿Está
mal o es que estás cansada?
-
No te preocupes por mi. No puedo contestarte- Son cosas que no se
pueden explicar – le contesta Teresa-
En
la primavera del año 1539 van a Becedas, y nada más llegar va a la
curandera acompañada de su hermana María y su amiga Juana; en la
casa donde trabaja la curandera se encuentra con un panorama poco
estimulante: personas devolviendo, con arcadas, etc. Es un lugar
lúgubre y paupérrimo. Al entrar ella, le dice a la curandera que le
dan convulsiones, desmayos y que tiene perdida las ganas de comer y
que siente como llagas en el corazón. Le da dos preparados de
hierbas (sangrías) y le hace que se lo tome todo. Le dice que se lo
tiene que estar tomando durante un mes, y que es cosa del hígado.
Varia veces va a la curandera, pero ella no mejora, se sigue
encontrando mal sigue con sus convulsiones. La curandera les dice que
son muy impacientes, que requiere su tiempo.
Teresa
quiere confesarse, pero le recomiendan que no lo haga con el cura
porque hablan mal de él y cuentan que tiene su manceba. ¿Qué más
dicen? Pregunta Teresa. No obstante, ella se confiesa, y al terminar
la confesión Teresa le pregunta al cura: ¿Qué ocurre, Padre? ¿No
me absuelve?. Y acto seguido le dice al cura: Nadie es un miserable a
los ojos de Dios.
-
El cura se arrodilla ante ella.
¡Jesús
que desatino! - dice ella- Y él se confiesa. Y acto seguido la
perdona, la absuelve.
El
cura queda cautivado, expectante; la busca, quiere hablar con ella;
al final la encuentra, se rompe la camisa, se quita un idolillo que
lo lleva colgado desde que se lo usa la manceba en el cuello y se lo
da a Teresa de Jesús;y , sin hablar palabra, se marcha rápido.
¿Qué
te ha dado? - Le pregunta Juana- Pero Teresa lo tira al agua del
río.
Teresa
empeora. Deciden volver a Ávila. El cura sigue su lucha, la manceba
le sigue, pero él sigue adelante y no vuelve a las andadas.
Vuelve,
pues, a Ávila en agosto de 1939, sigue mal. De nuevo quiere
confesarse. Y entra en coma. El cura le da la extremaunción. La dan
por muerta. Le hace las prueba con un espejo: le miran los ojos, los
párpados, pero ella no da señales de vida. Después se lo hace con
cera: le dejan caer gotas de cera por la frente, nariz y cejas. El
médico confirma, pues, que ha muerto. Su padre se resiste, dice que
no ha muerto, que no puede ser. La amortajan. El padre sigue
insistiendo y vuelve a decir: a mi no me parece que ha muerto, late.
La
siguen amortajando. En la Encarnación ya está todo dispuesto.
Acaban de abrir la sepultura- dice Juana- Pero esta a la vez que
llora se percata de que respira, que mueve uno de los dedos de la
mano derecha. Y el padre presiente que que es un milagro y dice:
parece que se mueve
Maria
le dice: padre no es un milagro.
Teresa
está conversando con ella misma, pero no se le entiende nada.
Dos
años después (1542) se incorpora en la Encarnación y sus daños
físicos persisten. Todos en Ávila la consideran santa, y todos en
Ávila preguntan por ella. “Estoy agotando el tiempo en
memeces”-dice teresa de Jesús. Lentamente se va recuperando.
Empieza a gatear. Milagro de San José- dice una de las monjas.
No
obstante, debido a las secuelas, no pude valerse por si misma durante
los tres años posteriores. Vive, pues, una etapa de angustia y
enfermedad hasta el año 1542; año en el que ella tiene 27 años.
Siete fueron los años de enfermedad y de angustia. Años en lo que
ella confiesa que aprendió a confiar totalmente en Dios y comenzó
a practicar la oración por el método de “recogimiento”,
recogido en el tercer abecedario espiritual de Francisco de Osuna.
“A
finales de 1543 enferma su padre. Desde hacía 5 años practicaba la
oración y había cambiado el tenor de su vida, eliminando lujos y
criados, vistiendo con sencillez, intentando arreglar sus maltrechas
finanzas. Sus hijas le atiende con solicitud en su enfermedad, hasta
que fallece muy cristianamente” (P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d:
file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm#4.%20MONJA
).
A
Teresa solo le queda su padre del cielo, al que se entrega
totalmente: sin tregua, sin cansancio y sin condiciones.
Una
vez que se recupera de sus dolencias, comenzó con uno grupo de
religiosas de la Encarnación a enseñarles la vida de oración y a
pensar en la reforma de la orden carmelita para acabar con el rigor
relajado por Eugenio IV en 1432 e implantar el antiguo rigor, ya
que se percata de que la vida conventual era un tanto relajada para
unas 200 monjas que vivían en el monasterio gozando de gran libertad
para salir y recibir visitas; cosa que Teresa de Jesús no veía
bien, pues, pensaba que era un régimen muy abierto. Motivo, pues, de
sus reformas.
Recuperada,
en 1543, le encargan ir a pedir a casas importantes de la de la
nobleza de Ávila, cosa que a veces comenta que no le apetece dicha
encomienda. Piensa que debía dedicarse a otros menesteres. Es muy
exigente en sus penitencias. Está triste. Estoy vaciá-dice- Lo
cierto es que lo está pasando mal, muy mal. No encuentra, dice, a
Dios. Hay que tener más humildad.
Necesito
ayuda, mucha ayuda y consejos como el vuestro, les dice Teresa a las
monjas que le acompañan.
“Su
vida cotidiana se repartía entre los rezos comunitarios, la lectura
espiritual, la oración personal en su oratorio privado, el cuidado
de las enfermas de la casa y la atención a las numerosas personas
que solicitaban su compañía en el locutorio. Los testimonios de la
época nos hablan de la generosidad y de la piedad de la Hermana
Teresa, así como de su simpatía y de la llaneza de su trato. Muchos
la consideran una «santa religiosa». Ella, sin embargo, no termina
de estar contenta, se encuentra dividida: «Por
una parte me llamaba Dios, por otra yo seguía al mundo. Dábanme
gran contento todas las cosas de Dios, teníanme atada las del mundo.
Paréceme quería concertar estos dos contrarios»
(V 7,17). En esta tensión se mantuvo durante 10 años, hasta que
Dios la venció totalmente. Al respecto, exclama: «Antes
me cansé yo de ofenderos que vos de perdonarme».
(P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d.:
file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%Bas/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm#4.%20MONJA).
ETAPA SEGUNDA, DESDE SU
CONVERSIÓN DEFINITIVA (1554) HASTA SU MUERTE (1582)
Así
describe
el
P. Eduardo Sanz de Miguel, o.c.d: “En este tiempo, su corazón
inquieto interpretó varios acontecimientos como llamadas personales
de Dios. En cierta ocasión, cuando estaba atendiendo a una visita,
sintió que el Señor la miraba enojado. Otra vez le hizo reflexionar
la presencia de un sapo de gran tamaño en el locutorio. En algunos
sermones le parecía que el Señor la llamaba a grandes voces. Cierto
día, al entrar en su oratorio y ver allí la imagen de «un
Cristo muy llagado»,
se siente dolorida por lo mal que ha pagado tanto amor y, entre
lágrimas, le suplica fortaleza para no ofenderle más (V 9,1). Poco
tiempo después se siente interpelada por las «Confesiones» de S.
Agustín. «En
especial, después de estas dos veces de tan gran compunción comencé
más a darme a la oración... y fueron creciendo las mercedes
espirituales... Me venía un sentimiento de la presencia de Dios, que
en ninguna manera podía dudar que estaba dentro de mí y yo toda
engolfada en él»
(V 9,10). Estamos en 1554. Teresa contaba 39 años y se dispone a
comenzar una nueva etapa de su vida. De hecho, cuando nos cuente su
historia, se siente obligada a hacer un gran paréntesis aquí, para
introducirnos unas reflexiones sobre la oración, que nos ayuden a
comprender lo que vendrá después. Al retomar el relato, dirá: «Es
otro libro nuevo de aquí adelante, digo otra vida nueva»
(V 23,1).
(file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%BAs/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm#5.%20LA%20%C2%ABCONVERSI%C3%93N)
Con
su conversión definitiva ante un Cristo llagado nace de nuevo
Teresa de Jesús y comienza la segunda etapa de su vida. La de su
fecundidad espiritual, mística y literaria. La etapa de fundadora»,
subraya la filóloga especialista en la figura de Santa Teresa.
Estamos
en 1554,Teresa de Jesús cuenta ya con 39 años. Era tiempo de
cuaresma, llevaba 19 años de de vida religiosa, y llorando ante
Cristo llagado le pide fuerzas para no ofenderle. En aquel tiempo
empieza atener visiones “imaginarias e “intelectuales”.
Visiones que van a ir teniendo a lo largo de su vida, y que son las
que determinaron sus crisis para buscar si aquello procedía del
“Espíritu de Dios “ o del “demonio”. Es, pues, su conversión
definitiva.
A
sus s 39 años de edad, Teresa cambia de vida. El suyo es un cambio
radical. No sólo ético o psicológico, sino total: afecta a la
persona de Teresa en sus estratos más profundos. Le fija el rumbo de
vida. Cambia su sistema de relaciones con Dios. Pone fin a la lucha
agónica de los capítulos anteriores. Y marca el alboreo de una
nueva y larga jornada, que durará hasta la muerte. Sin fisuras ni
revisiones ni zozobras de timón.
Vigilada
y amenazad por la Inquisición.
Europa
está dividida por la guerra de región. Europa, pues, está convulsa
y todos los movimientos que se hacen notar con novedades aperturistas
e intimidad pone en vanguardia a los inquisidores.
A
este respecto no tiene desperdicio lo que nos dice el P. Eduardo
Sanz, o.c.d.: “El
nuevo Inquisidor general, Francisco Valdés y su terrible consejero,
el Teólogo escolástico Melchor Cano, llenaron las cárceles con los
discípulos de Cisneros, con los erasmistas, con los alumbrados...
Incluso fueron condenados el ex-secretario de Cisneros, el Obispo de
Verisa, Juan de Cazalla y hasta el Arzobispo de Toledo y Primado de
España, Bartolomé de Carranza, por atreverse a escribir cosas como
ésta: «No
hay que maravillarse de que Dios quiera comunicarse a las mujeres y a
los labriegos antes que a los letrados».
Incluyen, uno tras otro, todos los libros que tratan de
espiritualidad en el Índice
de libros prohibidos
(sólo en 1551 publican 4 Índices).
En
otoño de 1558, dentro de esa vigilancia, comentan de ella que es una
monja singular, que hay que vigilarla, pues, sus orígenes son los
de un abeulo judíos al que le llamaban el toledano. En sus
confesiones, aparte de no creer las cosa que contaba sobre Dios:
“nadie pude estar dentro de mi , como está Dios, el cual veía”.
El
confesor pensaba que era soberbia, y que tenía que rezar
permanentemente el “Yo pecador”. En las confesiones, tanto
durante, como después se lo pasaba mal. Descargaba todo cuanto
llevaba en su adentro sincera, llana y vorazmente, pero cuanto le
decía a su confesor lo ponía en duda y le producía incomodidad.
Se hacia, pues, incómoda, razón por la que tiene que recurrir a
varios confesores.
Muy
poco después, en 1559, Felipe II obliga a regresar a todos los
españoles que estudian o enseñan en el extranjero, se prohíbe
introducir en España libros publicados fuera de sus fronteras y
traducir al español libros escritos en otros idiomas, incluso harán
quemar las obras de Sto. Tomás de Villanueva, S. Francisco de Borja,
S. Juan de Ávila, Fray Luis de Granada, y todos los libros que ella
había devorado con ansias de aprender y había recomendado a tantas
otras personas. Famosos son los autos de fe realizados en Valladolid
y Sevilla en 1559, en los que se llevaron a la hoguera, acusadas de
alumbradas, gentes muy principales del Reino. No es extraño el miedo
que surge en los confesores de Teresa cuando les habla de su oración,
hasta llegar un momento en que ningún sacerdote de Ávila quiere
aconsejarla. Este clima envenenado explica las continuas
contradicciones de los años posteriores: denuncias a la inquisición,
secuestro del libro de la Vida, castigos, persecuciones... Y el
descanso que supuso para la Santa poder exclamar, antes de fallecer:
«Muero, al
fin, hija de la Iglesia» “ (P.
Eduardo Sanz de Miguel,o.c.d. :
file:///C:/Users/Jose%20Antonio/Pictures/Santa%20Teresa%20de%20Jes%C3%Bas/SANTA%20TERESA%20DE%20JESUS.htm#5.%20LA%20%C2%ABCONVERSI%C3%93N).
En
el monasterio de la Santa tambien se queman libros. Teresa de Jesús,
siguiendo el índice de los libros objeto de quema, recoge cuanto
tienen que ser quemados, se los da a una de las monja para que lo
eche ella a la hoguera. haga ella. “Desde ahora en adelante, Señor,
Tú será mi libro vivo” -dice muy Teresa de Jesús-
Con
determinada frecuencia vivía momento de éxtasis. Su alma quedaba
en estado enteramente embargada por sentimientos de admiración y
alegría en tanto sentía tener el disfrute de Dios, de los ángeles.
En uno de esos éxtasis le dice a una monja, Mª. Paz, que pasa a su
celda cuando está en el final: He visto un Ángel, no era grande
sino pequeño y muy hermoso.
Y
en otra ocasión le dice: cantas veces le pido a Dios que me libre de
estas cosas.
Confesándose
con Fray Pedro de Alcántara encuentra compresión, al que le dice:
Padre tengo mucho dolor, “no es un dolor corporal, sino
espiritual”. Al terminar su confesión, en el goza de haber sido
comprendida, le dice. “ Os lo he contado todo, todo tan mal, tan
desmañadamente”. Al irse su confesor; es decir, Fray Pedro de
Alcántara, le dice este:quedar con Dios, hija mía.
Reformas
y fundaciones.
Cuando consigue tener claro el ideal de reforma de la orden,
Teresa de Jesús que tenía 42 años (1562), funda el convento de
San José. Y en en 1563 redacta las Constituciones, que fueron
aprobadas en 1565 por Pío IV, y que se basan en los siguientes
puntos: vida de oración en la celda, ayuno y abstinencia de carne,
renuncia de rentas y propiedades, comunales o particulares, y
práctica del silencio.
Es el momento en que que comienza una nueva etapa en su vida. Su
dedicación a la contemplación y la oración es compartida con una
actividad extraordinaria para conseguir el triunfo de la reforma
carmelita.
Su
camino religioso es un vivir para Dios sin descanso y dedicada por
entero a la contemplación, a la oración, a sus escritura y a las
reformas y fundaciones. Fundaciones que llegaron a ser hasta un
total de 17 conventos:
Ávila (1562), Medina del Campo (1567) y en Duruelo el primer
convento reformado masculino, el Carmelo, merced a la ayuda de San
Juan de la Cruz, que le conoció en Medina del Campo, cuando ella
tenía 52 años y él 24, y del Padre Antonio de Heredia, al que
convenció para que participara en su reforma y no marchara a la
cartuja de El Paular; Malagón (1568), Valladolid (1568); Toledo
(1569), Pastrana (1569), Salamanca (1570), Alba de Tormes (1571),
Segovia (1574), Beas de Segura (1575), Sevilla (1575), Caravaca de la
Cruz (1576), Villanueva de la Jara (1580), Palencia (1580),
Soria (1581); Granada (1582), cuya fundación la hizo Ana de Jesús,
aunque aún vivía Santa Teresa;y Burgos (1582), en el año de su
muerte.
Al
regresar de la fundación de Burgos se pasa por Medina del Campo, y
estando en esta ciudad es llamada en Alba de Tormes por la Duquesa
de Alba. Pero la Santa se encuentra enferma, muy agotada. Sus
últimos respiros los da en el calor de los brazos de Ana San
Bartolomé en la noche del 4 de octubre al 15 de octubre de 1582
Llevar a cabo las
fundaciones no es un camino de rosas. Por el contrario supone ser
toda una aventura humana y burocrática con muchos escollos, que le
suponen mucho esfuerzo, abatimientos que demanda estímulos,
consuelo; y, no siempre, los encuentra de manera continuada y
contundente. Su confesor, por ejemplo, un día aprueba lo que hace,
y otro se lo desaprueba. El Provincial, unas veces la apoya y otras
no con en. El Obispo, que nunca dudó de ella, en momentos claves
muestra inseguridad con determinados titubeos. Son muchos altibajos
los que encuentra en su camino. Los mismos que la llevan a que muchas
veces viva la tremenda sensación de que todo es un fracaso. Son
momentos de verdadero abatimiento, pero ella siempre se levantaba, se
retiraba a su celda, y siempre obediente, hacia sus oraciones en las
que se entregaba a Jesús, a su Amado Jesús que era el único que le
infundía fuerza para ir resistiendo los embates que encontraba en el
quehacer de las fundaciones y reformas. Y cuando parece que todo
fracasa se encuentra con los que van a lograr la autorización, como
son Doña Guimar de Ulloa y el Padre Ibáñez.
Muere
cuando aún le quedan muchas cosas por hacer.
Aún
no ha publicado ninguna de sus obras, sin haber hecho ninguna
fundación, pese a su ilusión, en Madrid, sin haber separado la
orden de los calzados de la de los descalzados sin la certeza de de
que sus monasterios podrán permanece con el espíritu que les
infundó.
De
su gran obra, una escrita por su propia iniciativa (cartas, poesía y
anotaciones) y otra , por obediencia a sus superiores, que
consideraban importante que escribiera sus experiencias y enseñanzas;
obra maestra que le requirió mucho esfuerzo y le supuso ser
sospechada por la misma Inquisición, que la tuvo vigilada debido a
que algunos de sus escritos incitaran a seguir el cisma iniciado en
Europa , o se alejara de la doctrina de la recta doctrina de la
Iglesia. Algunos de sus textos está autocensurados, y Meditaciones
Sobre El Cantar de los Cantares” los quemó ella misma por orden
de su confesor.
Para
ayudar a sus religiosas a la realización de su ideal de vida
religiosa compuso Camino de perfección (escrito entre 1562 y 1564 y
publicado en 1583) y Las moradas o Castillo interior (1578). La
reacción de los miembros de la antigua observancia carmelita llegó
a su punto culminante en 1575, año en que denunciaron a los
descalzos a la Inquisición. Un breve de Roma, en 1580, ordenó la
separación de las dos órdenes.
Es
una vida llena de coherencia. Su vida es el reflejo de lo que le
decía a sus monjas: que las gracias recibidas en la oración son
para darnos fuerza en servir a los demás. Y aunque ella es conocida
por lo elevado de las gracias místicas y visiones que recibe, su
oración no la aparta del mundo, sino que hace que se entregue con
especial fuerza y respaldo a las obras que le son encomendadas
sufriendo en viajes, discusiones y continuas trabas, burlas y
desplantes de sus contemporáneos.
Confesores.
Muchos
fueron sus confesores, unos de la orden de los jesuitas, otros de la
de los dominicos. De los jesuitas, el primero fue el padre Diego de
Cetina, Rodrigo Álvarez, el Padre
Baltasar Álvarez Manrique.
De
los dominicos fueron, según menciona en Relaciones, Fray
Vicente
Barrón, que la
confesó durante año y medio en Toledo;
el Maestro
fray Domingo Bañes, que era consultor
del Santo Oficio en Valladolid, con el se confesó durante
seis años, y siempre trata
con él por cartas, cuando algo de nuevo se le ha ofrecido; el
Maestro
Chaves; fray Pedro Ibáñez,
que era lector en Avila y afamado letrado; fray
García de Toledo, así como con el P. Maestro fray Bartolomé de
Medina, catedrático de
Salamanca y también fue , durante algún tiempo, el Padre
Maestro Fray Felipe de Meneses , prior o Rector del
Colegio de San Gregorio; el Provincial
de Santo Domingo, llamado
Salinas, hombre muy espiritual y gran siervo de Dios; y fray
Diego de Yanguas (Relaciones 4, 8). Nau Rosset:
http://rumboalvcentenarioteresiano.blogspot.com.es/2012/11/dominicos-confesores-de-santa-teresa-de.html.
Tres entierros oficiales.
La enterraron allí mismo,
en el convento de Alba de Torres aunque antes de que se cumpliera el
año se procedió a la primera exhumación del cuerpo, que se
encontró incorrupto. El padre Jerónimo Gracián procedió al rito
de amputarle una mano que llevó a las carmelitas de Ávila aunque
sin el dedo meñique que se quedó para él.
Tres años después del
fallecimiento la Orden de los Carmelitas Descalzos mandaron llevar el
cuerpo a Ávila así que fue exhumado el 25 de noviembre de 1585 y se
trasladó el cuerpo incorrupto aunque sin un brazo que se quedó en
Alba de Tormes para compensar de la pérdida. La decisión provocó
el rechazo de los Duques de Alba, que echaron mano de su poder para
recuperar el cuerpo, según relata Nieves Conscostrina en «Polvo
eres», y lo lograron puesto que Sixto V ordenó el traslado de nuevo
a Alba de Tormes. En total se oficiaron tres entierros oficiales.
Su cuerpo aún incorrupto
se encuentra hoy en una capilla de la Iglesia de la Anunciación de
Nuestra Señora de Alba de Tormes, custodiado por nueve llaves aunque
despojado de muchas partes de su anatomía. En Alba de Tormes se
conservan sendos relicarios con el brazo izquierdo y el corazón de
la santa, un pie y parte de la mandíbula se encuentra en Roma, la
mano izquierda en Lisboa, un dedo en París, aunque la reliquia de la
santa que ha tenido una existencia más agitada ha sido la primera
mano que se le seccionó (M. Arrizabalaga:
http://www.abc.es/archivo/20141015/abci-santa-teresa-201410131409.html)
Primera
doctora de la Iglesia
En
1614 fue beatificada por Paulo V y en 1622 el Papa Gregorio XV la
canonizó junto a San Isidro Labrador, San Ignacio de Loyola, San
Francisco Javier y San Felipe Neri. Hubo que esperar hasta 1970 para
que fuera nombrada por Pablo VI Doctora de la Iglesia, junto con
Santa Catalina de Siena. Su fiesta se celebra hoy, 15 de octubre.
En
1604 se inició el proceso de canonización de Teresa. Fue
beatificada por Pablo V en 1614, canonizada por Gregorio XV en 1622,
y nombrada doctora de la Iglesia Universal por Pablo VI en 1970. La
primera mujer de las tres actuales doctoras de la Iglesia. Las otras
son Santa Catalina de Siena y otra carmelita descalza: Santa Teresita
del Niño
Jesús.(http://www.santateresadejesus.com/santa-teresa-de-jesus-biografia/biografia/)
Su
obra literaria: Ocho libros y medio millar de cartas
Santa
Teresa de Jesús es una de las principales figuras de la literatura
mística, dotando a sus textos de un exaltado sentido espiritual y
vinculación divina por mediación de la vida contemplativa.
"El camino de la perfección", "Libro de las fundaciones", "Las Moradas" o su autobiografía "El libro de la vida" son sus libros más importantes.
"El camino de la perfección", "Libro de las fundaciones", "Las Moradas" o su autobiografía "El libro de la vida" son sus libros más importantes.
En
esos últimos 20 años de su vida escribió Santa Teresa el «Libro
de la Vida», «Camino de perfección», «Meditaciones sobre los
Cantares», «Moradas del castillo interior», «Exclamaciones»,
«Fundaciones», «Visita de Descalzas», las «Constituciones» para
sus monjas, poesías y medio millar de cartas además de 66 «Cuentas
de conciencia» para sus confesores. «Ella no podía predicar, pero
sí podía decir lo que pensaba a través de las cartas, en las que
no sólo se hablaba de su relación con Dios», señalaba el pasado
domingo a Montse Serrador el historiador Javier Burrieza.
«Talismán»
de Franco
Las
carmelitas de Ronda conservan la célebre mano incorrupta de Santa
Teresa que tras la Guerra Civil fue a parar a manos de Francisco
Franco y éste llevó consigo como un talismán hasta su muerte. En
su dormitorio del Palacio del Pardo hizo construir un altarcito para
venerar la reliquia.
http://www.abc.es/archivo/20141015/abci-santa-teresa-201410131409.html
FRASES.
1a
La vida es una mala noche en una mala posada.
2.
La verdad padece, pero no perece.
3.
Si Satanás pudiera amar, dejaría de ser malvado.
4.Tristeza
y melancolía no las quiero en casa mía.
5.
Sólo amor es el que da valor a todas las cosas.
6.
Considero yo muchas veces, Cristo mío, cuan sabrosos y cuan
deleitosos se muestran vuestros ojos a quien os ama, y vos, bien mío,
queréis mirar con amor.
7.
Esta fuerza tiene el amor si es perfecto, que olvidamos nuestro
contento por contentar a quien amamos.
8.
La perfección verdadera es amor de Dios y del prójimo.
9.
No le parece que ha de haber cosa imposible a quien ama.
10.
¡Cuan triste es, Dios mío, la vida sin ti!
11.
El amor perfecto tiene esta fuerza: que olvidamos nuestro contento
para contentar a quienes amamos.
12.
Si en medio de las adversidades persevera el corazón con serenidad,
con gozo y con paz, esto es amor.
13.
La tierra que no es labrada llevará abrojos y espinas aunque sea
fértil; así es el entendimiento del hombre.
14.
Quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta.
15.
Lee y conducirás, no leas y serás conducido.
16.
He cometido el peor de los pecados, quise ser feliz.
17.
¡Ay que larga es esta vida! / ¡qué duros estos destierros! / ¡esta
cárcel, estos hierros / en que el alma está metida! / Sólo esperar
la salida me causa dolor tan fiero, / que me muero porque no muero.
18.
De devociones absurdas y santos amargados, líbranos, Señor.
19.
Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces
acertamos.
20.
Es para mí una alegría oír sonar el reloj: veo transcurrida una
hora de mi vida y me creo un poco más cerca de Dios.
21.
Si en medio de las adversidades persevera el corazón con serenidad,
con gozo y con paz, esto es amor.
23.
Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no
muero.
24.
En la cruz esta la vida y el consuelo, y ella sola es el camino para
el cielo.
25.
Que nada te traume, que nada te turbe, todo se pasa, solo Dios basta.
26.
Todo el daño nos viene de no tener puestos los ojos en Vos, que si
no mirásemos otra cosa que el camino, pronto llegaríamos...
27.
Fuiste por amor criada hermosa, bella, y ansía en mis entrañas
pintada, si te pierdes, mi amada, alma, buscarte has en mí.
28.
Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada
al cielo, un grito de agradecimiento y de amor en las penas como en
las alegrías.
29.
Tener gran confianza... Quiere su majestad y es amigo de ánimas
animosas, como vayan con humildad y ninguna confianza en sí.
30.
Dios no ha de forzar nuestra voluntad; toma lo que le damos; mas no
se da a sí del todo hasta que nos damos del todo.
31.
Quizás no sabemos qué es amar, y no me espantaré mucho; porque no
está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear en
todo a Dios y procurar en cuanto pudiéremos, no ofenderle.
32.
La única razón que encuentro para vivir, es sufrir y eso es lo
único que pido para mí.
33.
Tengo experiencia en lo que son muchas mujeres juntas. ¡Dios nos
libre!
34.
Aunque las mujeres no somos buenas para el consejo, algunas veces
acertamos.
35.
Darse del todo al Todo, sin hacernos partes.
36.
Las mujeres no necesitan estudiar a los hombres, porque los adivinan.
37.
Lee y conducirás, no leas y serás conducido.
38.
He cometido el peor de los pecados, quise ser feliz.
39.
El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.
40.
Sin un corazón lleno de amor y sin unas manos generosas, es
imposible curar a un hombre enfermo de su soledad.
41.
No podemos hacer grandes cosas, pero sí cosas pequeñas con un gran
amor.
42.
El que no sirve para servir, no sirve para vivir.
El
Amor solo vale si no es para siempre. Así se los dice a su amiga
Juana jores que nosotros..."
aa
hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que
nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras
solas fuerzas". (Santa Teresa de Jesús)
43.
“Cuando recibimos al Señor, cerremos los ojos del cuerpo y abramos
los del alma. Es el momento de tratar con él. Buen tiempo para oír
sus enseñanzas, agradecerle y suplicarle que no se aparte de
nosotros.” (Santa Teresa de Jesús)
44.
“Cuando Jesús caminaba por el mundo bastaba tocar sus ropas para
quedar curado; ¿qué no hará entrando dentro de nosotros mismos?
Algunos hubieran preferido que se quedara resplandeciente y lleno de
poder en el Santísimo Sacramento. Pero ¿qué pecador, como en mi
caso personal, se hubiera atrevido a acercarse a él? Debajo de pan
es fácil su trato. Disfrazado de esta manera, le hablamos casi de
igual a igual, sin muchos miramientos y respetos. Parece que desea
que nos acerquemos con frecuencia y con llaneza hasta él, de lo
contrario ¿para qué se disfrazó?” (Santa Teresa de Jesús)
45.
“Darse del todo al Todo, sin hacernos partes.” (Santa Teresa de
Jesús)
46.
“¿Qué apoyo o remedio llevaremos en el camino para no caer? El
Maestro nos señaló dos: amor y temor. El amor nos hará apresurar
los pasos, el temor nos hará ir mirando a dónde ponemos los pies
para no tropezar. Pero ¿cómo sabemos si vamos con bastante
provisión de amor y temor? El que ama verdaderamente a Dios, ama
todo lo bueno. Quien de veras ama a Dios no puede amar vanidades,
comodidades, deleites, honras o envidias. No pretende otra cosa que
contentar al Maestro. Daría la vida para que fuera más conocido y
seguido por otras personas… El otro remedio para el camino es el
temor al mal. Temor al único mal de la humanidad: el apartarnos de
él. Temor de salirnos del camino que nos conduce hacia él. Temor de
nosotros mismos. Temor a que, por una locura, pongamos nuestros
deseos por encima de los suyos. Por esto terminamos nuestra oración
con la humilde y sincera expresión de nuestra debilidad “y
líbranos del mal”.” (Santa Teresa de Jesús)
47.
“En el desprendimiento está todo si es total y verdadero. ¿Por
qué está todo en el desprendimiento? Porque el desprendimiento es
dejar todo para abrazarse a Dios. Es entregarse totalmente a él sin
dividirse en partes.” (Santa Teresa de Jesús)
48.
“El desprendimiento y la humildad andan siempre juntas como dos
hermanas inseparables. ¡Hermanas poderosas, señoras del mundo,
libertadoras de todas las cadenas y enredos! Tan amadas del Maestro
que nunca se las vio sin su compañía. Estas hermanas inseparables
no temen a nada ni a nadie, pues no les importa perderlo todo. Lo
único que les preocupa es descontentar a Dios.” (Santa Teresa de
Jesús)
49.
“¿Por dónde comenzar el desprendimiento de uno mismo? Lo primero
es quitarse de encima la preocupación de la propia salud. ¡Es algo
sorprendente el excesivo cuidado que le prodigamos a nuesgtro cuerpo!
Es preciso ubicar cada cosa en su lugar. El objetivo de nuesra vida
es servir a Cristo y para eso es conveniente mantener la salud y
fuerzas corporales. Pero muchas veces sucede lo contrario, se cuida
la salud y el físico como si fueran la meta de nuestra vida… y los
días y los años transcurren en esos cuidados. Si nos dejamos
dominar por el temor de posibles enfermedades, nunca haremos
nada.
También es buen camino para el desprendimiento de sí mismo, el no andar quejándose por pequeñas dolencias o dolores. Si se puede aguantar, es mejor callarse. Cuando el mal es serio, ya nos daremos cuenta.” (Santa Teresa de Jesús)
También es buen camino para el desprendimiento de sí mismo, el no andar quejándose por pequeñas dolencias o dolores. Si se puede aguantar, es mejor callarse. Cuando el mal es serio, ya nos daremos cuenta.” (Santa Teresa de Jesús)
50.
“Las dolencias pueden impedirnos una oración prolongada, pero hay
momentos en que es posible orar. Y la misma enfermedad se puede
transformar en oración, cuando se la ofrece al Señor y se la acepta
como venida de su mano.” (Santa Teresa de Jesús)
51.
“Si nos dejamos dominar por el temor de posibles enfermedades,
nunca haremos nada.” (Santa Teresa de Jesús)
52.
“La humildad es la verdad” (Santa Teresa de Jesús)
53.
“El desprendimiento y la humildad andan siempre juntas como dos
hermanas inseparables. ¡Hermanas poderosas, señoras del mundo,
libertadoras de todas las cadenas y enredos! Tan amadas del Maestro
que nunca se las vio sin su compañía. Estas hermanas inseparables
no temen a nada ni a nadie, pues no les importa perderlo todo. Lo
único que les preocupa es descontentar a Dios.” (Santa Teresa de
Jesús)
54.
“El corazón humilde desea sinceramente ser tenido en poco y desea
ser perseguido y condenado sin culpa, aún en cosas graves. Pues el
verdadero humilde, al compararse con Jesús que fue condenado sin
culpa, ve claramente que personalmente merece todo eso y mucho más.”
(Santa Teresa de Jesús)
55.
“La medida verdadera de nuestra proximidad a Dios, es la dama
humildad” (Santa Teresa de Jesús)
56.
“El humilde se contenta con lo que le toca: si se trata de servir,
sirve; si le toca trabajar fuerte, lo hace y si le dan regalos
(contemplación) con admiración y agradecimiento los recibe, aunque
piensa que no le corresponden. Todas sus acciones y pensamientos le
parecen insignificante para tan gran Señor.” (Santa Teresa de
Jesús)
57.
“El Señor me hizo un gran favor al mostrarme el lugar del cual me
había librado por su misericordia. Pues una cosa es imaginarlo y
otra cosa es verlo. La diferencia que existe entre los dolores de
esta tierra y los tormentos del infierno es la misma diferencia que
hay entre un dibujo y la realidad.” (Santa Teresa de Jesús)
58.
“He experimentado que cuando me determino a hacer algo por Dios,
aunque sienta que me cuesta horrores el comienzo, el mismo Dios viene
luego en nuestra ayuda dándonos gran alegría en aquello mismo que
nos ocasionaba espanto.
Jamás hay que dejar de llevar a la práctica una buena inspiración por los miedos que nos acometan, siempre que esos buenos proyectos vayan sinceramente dirigidos hacia Dios.” (Santa Teresa de Jesús)
Jamás hay que dejar de llevar a la práctica una buena inspiración por los miedos que nos acometan, siempre que esos buenos proyectos vayan sinceramente dirigidos hacia Dios.” (Santa Teresa de Jesús)
59.
“Nuestro enemigo trata por todos los medios de apartarnos del
castillo interior. Sus ataques son a cara descubierta. Luego, en las
etapas siguientes, sus ataques son más disimulados y hasta parecería
que nos quiere ayudar: se disfraza de ángel bueno, pero lo que busca
es perdernos.” (Santa Teresa de Jesús)
60.
“Estas son las grandes mortificaciones que yo desearía tomaran
todos sin ningún peligro de dañarse la salud. Pues el exceso en las
privaciones de alimento, o de algo semejante, nos puede perjudicar y
requiere cierto equilibrio y moderación. Pero el privarse de dar
disculpas ¡no quita la salud a nadie! Para lograr esto ayuda el
pensar que cuando nos culpan, siempre somos, en el fondo, culpables.
Si siete veces al día cae el hombre justo, sería mentira decir que
no tenemos pecado. Así que, aunque no sea en lo mismo que nos
culpan, nunca estamos enteramente sin culpa como estuvo Jesús.”
(Santa Teresa de Jesús)
61.
“El punto estratégico de esta guerra contra nosotros mismos, donde
se juega el todo o gran parte, radica en dejar de lado el cuidado
desmedido de nosotros mismos y nuestra insaciables sed de comodidad.”
(Santa Teresa de Jesús)
62.
“Alegrarse de ser reprendido sin motivo. Es muy grande el provecho
que de esto nos viene. Se comienza a ganar libertad. Ya no se está
atado por el ¿qué dirán los demás? Que digan bien o mal de
nosotros será igual. Ni se nos ocurrirá qué contestar aunque nos
injurien o acusen en nuestra propia cara. Al principio es algo muy
dificultoso. Pero me consta que, con la ayuda del Señor, se puede
alcanzar esta negación y desprendimiento de nosotros mismos.”
(Santa Teresa de Jesús)
63.
“No pierde el sol su hermosura por la falta grave, pero no se hace
visible en el alma. Como si sobre los ojos se colocara un paño
negro; seguirá brillando el sol, aunque el que tiene la venda oscura
no percibe su esplendor. ¡Ojalá comprendieran todos la desgracia
que significa el pecado mortal! Las tinieblas se adueñan del alma
entera y hasta se interponen en el pensar y querer. La inteligencia
se ciega y la voluntad se entorpece. No dejemos de pedir, cada día,
que nos libre de tan grave mal, a donde todos podemos caer.” (Santa
Teresa de Jesús)
64.
“Verdaderamente es gran humildad el callarse cuando se es
menospreciado o juzgado por algo que uno no hizo. De un modo similar
al de Cristo que silenciosamente soportó las falsas acusaciones y
afrentas. Es conveniente poner mucho empeño en esto porque trae
consigo grandes ganancias. Mientras que en lo contrario, en el
continuamente disculparse, no hay ningún provecho. Se necesita
fortaleza, no corporal sino de arriba, para poder callar cuando se es
acusado injustamente. Hay que pedirle al Señor verdadera humildad.”
(Santa Teresa de Jesús)
65.
“Es muy bueno rezar en comunidad pero hay tiempos en que la soledad
es necesaria para rezar, necesaria para descubrir aspectos de la
realidad que se nos escapan. Necesaria para el desarrollo de otras
dimensiones del ser. La soledad es para ‘oírle’, para bajar a
niveles de nuestro ‘yo’ que se nos escapan y que no explotamos
porque desconocemos. La soledad es para saber ‘con quién estamos y
quién somos’. Es soledad poblada, colmada. La oración a solas no
es huir de nadie sino ir hacia Alguien. No es ausencia sino
presencia. Es estar con El, con Dios.” (Santa Teresa de Jesús)
66.
"La única razón que encuentro para vivir, es sufrir y eso es
lo único que pido para mí" (Santa Teresa de Jesús)
67.
“Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene, nada le falta.
La paciencia todo lo alcanza…” (Santa Teresa de Jesús)
68.
“Por experiencia puedo decir que cuando todavía existen
preocupaciones por la propia honra, bienes o comodidades personales,
es imposible adelantar en el camino de la oración.” (Santa Teresa
de Jesús)
69.
“Tenía muchos primos y primas con los cuales trataba
frecuentemente y de todas las buenas amistades que podía elegir
justo escogí la peor. Me encariñé con una pariente muy mundana que
venía a menudo por casa. Pasaba conversando largos ratos con ella de
pasatiempos y vanidades sin llegar nunca a pecado grave y sin haber
perdido el temor de Dios.
Ahora me doy cuenta del daño que hace una mala compañía. Si no lo hubiera experimentado no lo podría creer. ¡Ojalá los padres se dieran cuenta del daño que hace a sus hijos una mala amistad!
En mi caso personal, aquellas huecas conversaciones barrieron mis buenos deseos e inclinaciones de la infancia. Lo único que me preocupaba, en ese entonces, era mi propio honor, lo demás me tenía sin cuidado.” (Santa Teresa de Jesús)
Ahora me doy cuenta del daño que hace una mala compañía. Si no lo hubiera experimentado no lo podría creer. ¡Ojalá los padres se dieran cuenta del daño que hace a sus hijos una mala amistad!
En mi caso personal, aquellas huecas conversaciones barrieron mis buenos deseos e inclinaciones de la infancia. Lo único que me preocupaba, en ese entonces, era mi propio honor, lo demás me tenía sin cuidado.” (Santa Teresa de Jesús)
70.
“Es preciso desprenderse, en todo lo que sea posible, de la propia
voluntad. Es una guerra sin pausa ni descanso. Parece cruento no
darse el gusto en nada. Pero ¡qué suavidad y placer trae consigo
este despojarse de sí mismo! Aún en la presente vida se comienza a
experimentar la alegría y la paz de la vida venidera.” (Santa
Teresa de Jesús)
71.
“Es algo sorprendente cómo él –que sostiene mil mundos- se
encierra dentro de nosotros por amor. Y, para evitarnos sobresaltos,
no se da a conocer bruscamente. Va preparando nuestro interior a su
medida; nos va ensanchando poco a poco el corazón. Hay algo más
sorprendente todavía. ¡El Señor de todo, dueño de nuestra vida,
no modifica nada dentro de nosotros mismos si no se lo permitimos!
Espera que le entreguemos nuestra libre voluntad y todo lo que
somos”. (Santa Teresa de Jesús)
(http://www.recursoscatolicos.com.ar/Frases/santateresa.htm)
POEMAS
POEMAS
Vivo sin vivir en mi
En la cruz está la vida
Vivo sin vivir en mí
[Poema: Texto completo.]
[Poema: Texto completo.]
Santa Teresa de Ávila
- Vivo sin vivir en mí
- y tan alta vida espero
- que muero porque no muero.
- Vivo ya fuera de mí,
- después que muero de amor,
- porque vivo en el Señor,
- que me quiso para sí;
- cuando el corazón le di
- puso en mí este letrero:
- «Que muero porque no muero».
- Esta divina unión,
- y el amor con que yo vivo,
- hace a mi Dios mi cautivo
- y libre mi corazón;
- y causa en mí tal pasión
- ver a mi Dios prisionero,
- que muero porque no muero.
- ¡Ay, qué larga es esta vida!
- ¡Qué duros estos destierros,
- esta cárcel y estos hierros
- en que está el alma metida!
- Sólo esperar la salida
- me causa un dolor tan fiero,
- que muero porque no muero.
- Acaba ya de dejarme,
- vida, no me seas molesta;
- porque muriendo, ¿qué resta,
- sino vivir y gozarme?
- No dejes de consolarme,
- muerte, que ansí te requiero:
- que muero porque no muero.
- En la cruz está la vida
[Poema: Texto completo.]
Santa Teresa de Ávila
En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
En la cruz está "el Señor
de cielo y tierra",
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
De la cruz dice la Esposa
a su Querido
que es una "palma preciosa"
donde ha subido,
y su fruto le ha sabido
a Dios del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
Es una "oliva preciosa"
la santa cruz
que con su aceite nos unta
y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.
Es la cruz el "árbol verde
y deseado"
de la Esposa, que a su sombra
se ha sentado
para gozar de su Amado,
el Rey del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es "árbol de vida"
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.
Después que se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz está "la gloria
y el honor",
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo.
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
En la cruz está "el Señor
de cielo y tierra",
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
De la cruz dice la Esposa
a su Querido
que es una "palma preciosa"
donde ha subido,
y su fruto le ha sabido
a Dios del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
Es una "oliva preciosa"
la santa cruz
que con su aceite nos unta
y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.
Es la cruz el "árbol verde
y deseado"
de la Esposa, que a su sombra
se ha sentado
para gozar de su Amado,
el Rey del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es "árbol de vida"
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.
Después que se puso en cruz
el Salvador,
en la cruz está "la gloria
y el honor",
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo.
"Tener gran confianza... Quiere su Majestad y es amigo de ánimas animosas, c
omo vayan con humildad y ninguna confianza e sí."
"Guíe su Majestad por donde quisiere. Ya no somos nuestros, sino suyos."
Na
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