domingo, 14 de enero de 2018

MIS PINCELADAS DE AMOR A LA VIDA DE DON MUNEL FRAGA IRIBARNE

Don Manuel Fraga Iribarne nace en Villalba ( Lugo) en el año 1922 y fallece en Madrid del, 2012; hijo de de Manuel Fraga Bello, de profesión campesino, conservador, sin estudios, que decide irse a Cuba, tras hipotecar su poca tierra, donde el negocio que allí emprendió le fue bien. Su madre, María Iribarne Duboix, vasco francesa, de convicciones católicas. Manuel era el mayor de los doce hijos que hubo en el matrimonio. Los padres deciden en el 1928 regresar a Galicia con el fin de que los niños reciban educación española. Eran los años de la dictadura de Primo de Rivera, en la que su padre es nombrado alcalde de Villalba.
El ámbito familiar en que se desenvuelve Manuel Fraga , niño, reina el orden, la disciplina y la autoridad, religiosidad y amor a la tradición conservadora.

Formación académica

Su educación básica le recibe en una escuela de su localidad. El bachillerato lo empieza en el Instituto da Guarda de la Coruña en el 1931,coincidente con el inicio de la República. Mas el segundo curso lo hace en en Villalba. Estudios que continúa en un instituto de Lugo. Su religiosidad seguía anidando en lo más adentro de su yo, incluso en el 1936 hizo unos  ejercicios espirituales en el Monasteriode benedectino Samos, en el que pensó en hacerse cura.

En el 1939 empieza sus estudios de derecho en la Universidad de Santiago de Compostela. Un año después, tras convencer a su padre, marcha a Madrid a continuar sus estudios. Tenía 21 años cuando terminó, con premio extraordinario, la carrera. Hace la licenciatura y el doctorado en el curso 1944, a la vez empieza a dar clase como encargado de curso de teoría de la sociedad y del Estado.

Ejercicio Profesional

En el año 1945, por consejo de su maestro Fernando María Castiella, opta por opositar a letrado de las Cortes; oposiciones que gana con el número uno y por que accede a la función de letrado de las Cortes. También inglesa con el número uno en la Escuela Diplomática, 1947. Y en el 1958 gana las oposiciones a la cátedra de derecho político de la Universidad de Valencia y en 1953 la de Teoría del Estado y Derecho Constitucional de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad Complutense de Madrid, en donde fue profesor hasta 1987.

Carrera política
En sus carrera política hay que considerar tres etapas: régimen de franco, transición y Galicia.
Durante el régimen de Franco, sus actividades son: secretario general del Instituto de Cultura Hispánica (1951); secretario del Consejo de Educación, nombrado por el ministro de Educación Nacional, Joaquín Ruiz- Jiménez Cortés (1953); secretario general técnico del Ministerio de este ministerio (1955));director del Instituto de Estudios Políticos ( 1956 ) y en el 1957 es nombrado delegado nacional de Asociaciones, que era una de las delegaciones de la recién creada secretaría general del Movimiento, cargo que aprovecha para organizar el I Congreso de la Familia Española, que habría de posibilitar la introducción de procuradores familiares en las Cortes.
Es el 10 de junio de 1962 cuando le llega su mayor cargo político, como es el de Ministro de Información y Turismo. Cargo que ejerce hasta 1969. Durante este período ocurren hechos de significativo desgaste político, como fueron:
* La huelga general de 1962, que motivó la necesidad de reorientar el franquismo para hacer frente a una nueva etapa, como era la de poner fin a la “ hegemonía azul”
* El «contubernio de Munich»
La respuesta del régimen es la creación de un nuevo gobierno, ofreciendo como novedad la promesa de una apertura política. Apertura que queda demostrada es la Ley de Prensa, que Franco le encarga llevar a cabo a Fraga, Ley que presenta a las Cortes en 1966. Fraga se convierte en el “ministro-estrella. Este mismo año (9 de marzo), tiene lugar su baño en Palomares con el embajador de Estados Unidos para manifestar a los españoles y al mundo que las bombas caídas en la playa no suponían ningún riesgo de radiactividad. Don Manuel es el ministro que potencia el turismo hasta ponerlo en unos de los primeros de Europa.
* Las desavenencia con Laureano Lope Rodó y el escándalo de Matesa le supone su cese en diciembre de 1969 , dedicándose desde esta fecha a pasear España para pedir reformas necesaria, desde una posición centro liberal.
En 1973 hasta 1975 es nombrado embajador en Londres, cargo que le da la oportunidad de conocer más fondo el conservadurismo británico, por el que siente admiración, y su modelo de monarquía parlamentaria. En eso dos años se dedica a escribir e ir preparándose, tras recibir a la oposición democrática que va organizando el posfranquismo, para considerarsee “ heredero del régimen capaz de de restablecer la democracia con la complicidad de la derecha española”, lo que le da fuerzas para confesar , una vez que viene unos días antes de morir Franco, a España, su aceptación en un gobierno del príncipe Juan Carlos

La transición 
 
Empezó siendo ministro de la Gobernación en el primer gobierno de la Monarquía, siendo presidente Arias Navarro 1975-76. Fueron siete meses, los mismo que duró dicho gobierno. En los que lucha y sufrió lo inimaginable. La presión de la calle mediante manifestaciones y huelgas con reivindicaciones difícil de satisfacer y que se vio obligado a encarcelar a varios miembros de la Platajunta por considerarlos comunistas.
Al ser nombrado Adolfo Suárez para presidir un nuevo gobierno. Fraga da un giro espectacular. Deja sus posiciones centralistas y se pone al frente de la derecha. Se reúne con Gonzálo Fernández Mora, Licinio de la Fuente, Laureano López Rodó, Federico Silva Muñoz, Cruz Martínez Esteruelas y Enrique Thomas de Carranza, quienes con Fraga a la cabeza formarán Alianza Popular (AP), octubre 1976, del que es elegido secretario general y más tarde presidente. Partido germen del Partido popular (PP). Se convierte en diputado por Madrid en las lecciones de 1977,1979 y 1982, siendo ya en estas últimas líder de la oposición, tras haber conseguido su partido en coalición con PDF y UL, el segundo lugar en representación parlamentaria, tras una coalición con el PDP y y UL (Coalicíón Popular). Como líder de AP, en las elecciones de 1977 es elegido diputado, portavoz parlamentario y miembro de la ponencia que redactó la Constitución de de 1978, siendo unos de los Padres de dicha dicha Constitución.
En 1986, al convencerse de que no sería presidente del Gobierno, cedió la presidencia
del partido a Antonio Hernández Mancha, En 1987, es elegido diputado del Parlamento Europeo. En el 1989 realizó la refundación de su partido como Partido Popular (PP), en cuya presidencia, y tras su renuncia, fue sustituido por José Maria Aznar en el año 1990, año en el que don Manuel es elegido presidente de la Xunta de Galicia, y se convierte en presidente de honor del Partido Popular.
Miembro numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas de España, además de formar parte de otras instituciones académicas, científicas, culturales y sociales, tanto nacionales como internacionales. Es doctor "honoris causa" por varias universidades”
(https://www.buscabiografias.com/biografia/verDetalle/2004/Manuel%20Fraga%20Iribarne)
Tras presidir la comunidad de Galicia de l995 hasta el 2005, fecho en la que se convierte en senador,cargo que desempeña hasta su fallecimiento, a los 89 años, que tiene lugar el 15 de enero de 20012. Enterrado, siguiendo sus deseos, en Perbes (Miño, A Coruña).

Prencipales obras:
La reforma del congreso de los Estados Unidos (1952)
La crisis del Estado y Saavedra Fajardo y la diplomacia de su época (1955)
Guerra y Diplomacia (1960)
El Parlamento Británico (1961)
Sociedad política y Gobierno (1962)
Horizonte español (1965)
El desarrollo político (1971)
La República y Legitimidad y representación (1973)
Sociedad, región ,Europa (1974)
La Constitución y otras cuestiones fundamentales (1979)
Memoria breve de una vida pública (1980)
El pensamiento conservador español (1981)
España bloqueada (1986)
España y Europa (1989
De Galicia a Europa (1991)
Administración única (1993)



Fuentes consultadas:
Personajes de la Historia de España. Edit. Espasa Calè, S.A. Madrid .1999
https://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Fraga
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/fraga.htm
.http://ecodiario.eleconomista.es/politica/noticias/3671281/01/12/Biografia-Manuel-Fraga-el-hijo-de-emigr
(https://politica.elpais.com/politica/2012/01/09/actualidad/1326071259_436194.html





domingo, 7 de enero de 2018

LA VIDA DE MARIANO RAJOY BREY EN PINCELADAS

He ahí la vida académica y política en pinceladas de Mariano Rajoy Bréy que muestra que es un hombre bien formado, y supone ser un tratado de experiencia y prudencia política
La vida del cualquier ser humano no es sino la trayectoria que ha recorrido desde que nace hasta el momento que se toma como referencia, si dicho persona vive aún, o hasta su fallecimiento. Nuestro personaje en cuestión es Mariano Rajoy Bréy, cuyo nacimiento tuvo lugar en Santiago de Compostela, el 27 de marzo de 1955. Tiene, pues, 63 años de edad, aún joven.
A lo largo de esos años ha ido caminando por dicha trayectoria en un perpetuo hacerse. Se hace sus estudios primarios, su bachiller, se Licencia en Derecho, oposita a registrador de la propiedad, oposición en la que tiene plaza a sus 24 años, lo que le supone ser el registrador más joven de España.
Deja su ejercicio de registrador de la propiedad, estando en Santa Pola, e inicia su carrera política, en la que va escalando poco a poco, pero sin pausa:
* Tiene 26 años de edad cuando es elegido diputado en la autonomía de Galicia (20 de octubre de 1981)
* Director general de Relaciones Institucionales de la Junta de Galicia (1982)
* Concejal del Ayuntamiento de Pontevedra (1983)
* Presidente de la Diputación de Pontevedra (1986)
* Es elegido Diputado de las Cortes Generales, pero renuncia a su escaño con el objeto de ocupar la vicepresidencia de la Xunta de Galicia (1986);
*Elegido vocal de de la Ejecutiva Nacional en el IX Congreso del Partido Popular (1989) y en el siguiente congreso .
* Vicesecretario general de la organización, nombrado por José Maria Aznar (1990)
* Se va haciendo hombre fundamental en el engranaje del PP , pues al llevar el peso del diálogo que tuvo como resultado los pactos autonómicos entre el gobierno de Felipe González y José Maria Aznar (1992).
* Ministro de las Administraciones Públicas en el primer gobierno de José Maria Aznar (1996), tiempo en el que tuvo que gestionar los pactos con el PNV y con Convergencia i Unió (CiU).
* José Maria Aznar lo nombre Ministro de Educación , Cultura y Deporte, ministerio en el que demuestra ser un hombre dialogante (1999)
* Vicepresidente primero y Ministro de la Presidencia (2000)
* Ministro del Interior, en sustitución de Jaime Mayor Oreja (2001); asume una vez más la cartera de la Presidencia, sin abandonar la de vicepresidente primero del gobierno, tiempos en los que se está ganando ser el candidato más firme para suceder a Aznar como líder del PP en las siguientes elecciones.
* En el 2002 se encarga de llevar la coordinación de las acciones del Prestige, tarea que deteriora su imagen.
* En agosto de 2003, Aznar lo nombre secretario general y candidato a la presidencia.
* En las elecciones del 20 de noviembre de 2011, el PP gana las elecciones generales con mayoría absoluta, con 186 escaños, en el Congreso de Los Diputados y con 136 en el Senado. En las elecciones del 29 de junio de 2016 obtiene 137 escaños en el Congreso de los Diputados, y que mediante los pactos con CS y la abstención de la mayoría del los diputados del PSOE obtiene la Presidencia en su segunda legislatura.


sábado, 10 de octubre de 2015

SALVADOR DALI

Salvador Dalí

Salvador Dalí

(Figueres, Gerona, 1904 - 1989) Pintor español. Si bien parte del inmenso prestigio y popularidad de que gozó ya en vida se debió a sus estrafalarias e impostadas excentricidades, Salvador Dalí acertó a insuflar nueva vida al surrealismo europeo hasta convertirse en su más conocido representante; sus confusas ideas estéticas (el llamado método paranoico-crítico) fueron mucho menos decisivas que sus impactantes composiciones, a las que trasladó con magistral precisión técnica un personalísimo universo onírico y simbólico, tan nítido y luminoso como profundamente inquietante y perturbador.

Salvador Dalí
Salvador Dalí nació en una madrugada de la primavera de 1904 en el seno de una familia burguesa, hijo de un notario bienpensante y de una sensible dama aficionada a los pájaros. Muchos años más tarde escribiría en su autobiografía La vida secreta de Salvador Dalí (1942): "A los tres años quería ser cocinero. A los cinco quería ser Napoleón. Mi ambición no ha hecho más que crecer y ahora es la de llegar a ser Salvador Dalí y nada más. Por otra parte, esto es muy difícil, ya que, a medida que me acerco a Salvador Dalí, él se aleja de mí".
Puesto que la persecución sería incesante y el objetivo no habría de alcanzarse nunca, y dado que en ningún recodo de su biografía estaba previsto que hallara el equilibrio y la paz, Dalí decidió ser excesivo en todo, interpretar numerosos personajes y sublimar su angustia en una pluralidad de delirios humorísticos y sórdidos. Se definió a sí mismo como "perverso polimorfo, rezagado y anarquizante", o "blando, débil y repulsivo", aunque para conquistar esta laboriosa imagen publicitaria antes hubo de salvar algunas pruebas iniciáticas, y si el juego favorito de su primera infancia era vestir el traje de rey, ya a los diez años, cuando se autorretrata como El niño enfermo, explora las ventajas de aparentar una constitución frágil y nerviosa.
Su precocidad es sorprendente: a los doce años descubre el estilo de los impresionistas franceses y se hace impresionista; a los catorce ya ha trabado conocimiento con el arte de Picasso y se ha hecho cubista, y a los quince se ha convertido en editor de la revista Studium, donde dibuja brillantes pastiches para la sección titulada "Los grandes maestros de la Pintura".
La Residencia de Estudiantes
En 1921 abandona su Cataluña natal y se traslada a Madrid, donde ingresa en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Instalado en la Residencia de Estudiantes, se hace amigo del gran poeta granadino Federico García Lorca y del futuro cineasta surrealista Luis Buñuel, de quien sin embargo se distanciará irreversiblemente en 1930. En la capital adopta un extraordinario atuendo: lleva los cabellos largos, una corbata desproporcionadamente grande y una capa que arrastra hasta los pies. A veces luce una camisa azul cielo adornada con gemelos de zafiro, se sujeta el pelo con una redecilla y lo lustra con barniz para óleo. Es difícil que su presencia pase desapercibida.
En los revueltos y conflictivos meses de 1923 sufre un desafortunado contratiempo. En la Academia de Bellas Artes a la que está adscrito se producen manifestaciones en contra de un profesor, y antes de que dé comienzo el discurso oficial y se desate la violenta polémica, Salvador abandona la sala. Las autoridades creen que este gesto suyo ha sido la señal de ataque y rebelión y deciden expulsarlo durante un año. Después, de nuevo en Figueres, los guardias vienen a detenerlo y pasa una temporada en la cárcel.

La persistencia de la memoria (1931)
A la salida de prisión recibirá dos alegrías. La primera, una prensa para grabado que su padre le regala, y la segunda, la visita de su excelente compañero de la Residencia de Estudiantes de Madrid, Federico García Lorca, quien en las calurosas noches del verano de Cadaqués lee a toda la familia Dalí sus versos y dramas recién compuestos. Es allí, junto al Mediterráneo, donde García Lorca redacta la célebre "Oda a Salvador Dalí", publicada unos años después, en 1929, en la Revista de Occidente. Pronto será también Luis Buñuel quien llegue a Cadaqués para trabajar con su amigo Salvador en un guión cinematográfico absolutamente atípico y del que surgirá una película tan extraña como es Un perro andaluz (1929).
En París
En 1927 Dalí viaja por primera vez a París, pero es al año siguiente cuando se establece en la capital francesa. Se relaciona con Pablo Picasso y Joan Miró y, con la ayuda de este último, se une al grupo surrealista que lidera el poeta André Breton. En 1929 expone en la Galería Goemans y obtiene ya un gran éxito; las originales imágenes de sus cuadros, en las que los objetos se muestran con irritante precisión, parecen adentrarse en unas profundidades psíquicas anormales y revelar un inconsciente alucinatorio y cruel. Pero Breton terminará expulsándolo del movimiento algunos años después, en una memorable sesión de enjuiciamiento a la que Dalí compareció cubierto con una manta y con un termómetro en la boca, aparentando ficticiamente estar aquejado de fiebre y convirtiendo así el opresivo juicio en una ridícula farsa.
La triple acusación a la que tuvo entonces que enfrentarse Dalí fue coquetear con los fascismos, hacer gala de un catolicismo delirante y sentir una pasión desmedida e irrefrenable por el dinero. A esto precisamente alude el célebre apodo anagramático con que sería motejado por Breton, Avida dolars, acusación que, lejos de desagradar al pintor, le proporcionaba un secreto e irónico placer. De hecho, después de conocer a la que sería su musa y compañera durante toda su vida, Gala, entonces todavía esposa de otro surrealista, el poeta Paul Éluard, Dalí declaró románticamente: "Amo a Gala más que a mi madre, más que a mi padre, más que a Picasso y más, incluso, que al dinero."

Gala y Dalí
Salvador Dalí se enamoró de Gala en el verano de 1929 y con ella gozó por primera vez de las mieles del erotismo. Es la época en que pinta Adecuación del deseo, Placeres iluminados y El gran masturbador, pintura esta última que fue atacada y desgarrada por el fanático grupo puritano los Camelots du Roy. Mientras tiene lugar la exposición de sus obras en la Galería Goemans de París, la joven y apasionada pareja se refugia y aísla en la Costa Azul, pasando los días y las noches encerrados en una pequeña habitación de un hotel con los postigos cerrados.
Enterado de la vida disoluta de su hijo por un artículo de Eugenio d'Ors aparecido en La Gaceta Literaria, el padre de Dalí rompe relaciones con su vástago; pero ello no debió afectarlo demasiado, o quizás sí, puesto que es en esa época cuando el artista realiza lo mejor de su obra, como el célebre cuadro La persistencia de la memoria (1931), donde blandos relojes cuelgan de la rama de un árbol, del borde de un pedestal y sobre una misteriosa forma tendida en la vasta extensión de la playa.
El surrealismo daliniano
Antes de llegar a París, el artista había realizado su primera exposición en las Galerías Dalmau de Barcelona, en 1925, y su obra había transitado por el cubismo y las corrientes realistas, como en Muchacha en la ventana (1925) o su primera Cesta de pan (1926). Cuando Dalí se incorporó al grupo surrealista, el movimiento atravesaba momentos de fuertes contradicciones internas. La vitalidad y extravagancia de aquella joven promesa española resultó decisiva para la renovación y proyección del grupo, del que también por su parte absorbió energías que resultaron en la etapa más apreciada de su obra. En teoría, sus mejores cuadros fueron el fruto de la aplicación del llamado "método paranoico-crítico", que Dalí definió como un sistema espontáneo de conocimiento irracional "basado en la asociación interpretativo-crítica de los fenómenos delirantes".
Tal metodología propugna un alejamiento de la realidad física en favor de la realidad mental: gracias a un uso controlado de la alucinación y del sueño (lo paranoico o irracional debe someterse a la lucidez interpretativa o crítica), los objetos de la vida cotidiana se convierten en iconos de los deseos y temores del ser humano. A través de sus obras y siguiendo los dictados de las teorías freudianas, el artista saca a la luz los aspectos más ocultos de su vida erótica, sus fantasías y sus deseos. Dalí pretendía que sus telas fueran contempladas como sueños pintados; sus imágenes de relojes blandos, miembros hipertróficos sostenidos por muletas y elefantes de patas zancudas, por citar algunas de las más conocidas, son a la vez expresión y liberación de las obsesiones sexuales y de la angustia ante la muerte.

El gran masturbador (1929)
Probablemente para Dalí era menos relevantes su teorizaciones que el tono provocador e irónico con que las exponía. En cualquier caso, la plasmación de sus obsesiones personales es el motivo que aglutina la mayor parte de sus telas en esta etapa, en la que se sirvió de las técnicas del realismo ilusionista más convencional para impactar al público con sus insólitas e inquietantes visiones, que a menudo aluden directamente a la sexualidad. El gran masturbador (1929, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid) es en este sentido una obra paradigmática de este periodo.
Una magnífica ilustración del método es el cuadro titulado Mercado de esclavos con el busto evanescente de Voltaire (1940, Fundación Reynolds-Morse, Cleveland), en el que el rostro del filósofo está constituido por dos figuras que, simultáneamente, forman parte del grupo humano del segundo término. A la izquierda, contempla la escena una mujer que se apoya en una mesa; el contenido de los fruteros sobre la mesa es a su vez parte del conjunto de figuras que participan en el mercado que da título a la tela.

Mercado de esclavos con el busto evanescente de Voltaire (1940)
El enigma sin fin (1938, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid) o las múltiples reinterpretaciones delirantes del famoso Ángelus de Millet constituyen otros excelentes ejemplos de ese reiterado juego de perversión significativa de la imagen. La obsesión paranoica de que bajo el aparente misticismo de la escena campesina latía la presencia de la muerte llevó a Dalí a pedir al Louvre que realizara una radiografía del cuadro, lo que permitió ver en el lugar que ocupa la carretilla el contorno de un ataúd que Millet había pintado originalmente, confirmando así su propia intuición paranoica.
La consagración internacional
Unos pocos años en el grupo bastaron para que Dalí se convirtiese en la gran figura del surrealismo y su obra alcanzase una considerable resonancia internacional. En 1934 viaja con su ya inseparable Gala a Estados Unidos, donde desembarca y se presenta ante los periodistas con un enorme pan cocido por el cocinero del trasatlántico que les ha transportado. En sus erráticas manifestaciones no duda en asociar el mito hitleriano con el teléfono y a Lenin con el béisbol. Son todas bromas absurdas que tratan de quitar hierro a una situación política amenazante. Dos años después se desata la atroz guerra civil en España y una de las primeras muestras de la probidad de los militares insurrectos es el infame asesinato de su amigo Federico García Lorca, crimen que conmocionó a la opinión pública mundial. Dalí escribió: "Lorca tenía personalidad para dar y vender, la suficiente para ser fusilado, antes que cualquier otro, por cualquier español."
En 1938 conoce por fin, gracias al escritor vienés Stefan Zweig, a Sigmund Freud, quien había sido el gran inspirador de la estética surrealista, de la que Dalí no se siente marginado pese a las bravatas de Breton; por el contrario, se considera el único y más genuino exponente del movimiento. El padre del psicoanálisis había dado pábulo a la nueva indagación del inconsciente con su libro La interpretación de los sueños (1900), pero nunca se había tomado demasiado en serio a sus jóvenes admiradores de París. No obstante, el 20 de julio de 1938, tras el encuentro, Freud anotó en su diario: "Hasta entonces me sentía tentado de considerar a los surrealistas, que aparentemente me han elegido como santo patrón, como locos integrales (digamos al 95%, como el alcohol puro). Aquel joven español, con sus espléndidos ojos de fanático e innegable dominio técnico, me movió a reconsiderar mi opinión". Por su parte, el artista realizó asombrosos y alucinantes retratos del "santo patrón" de los surrealistas.

Premonición de la Guerra Civil (1936)
Instalado otra vez en Nueva York en 1939, Dalí acepta un encargo para decorar unos escaparates comerciales. El tema que elige es el del Día y la Noche, el primero evocado por un maniquí que se mete en una bañera peluda y la segunda por medio de brasas y paños negros extendidos, pero la dirección modifica el decorado sin consultar al autor. Dalí, iracundo, vuelca la bañera de astracán llena de agua y la lanza contra los cristales del escaparate produciendo un gran estrépito y un notable destrozo. Pese a que la opinión pública norteamericana le aplaude el vigor con que ha sabido defender la propiedad intelectual, es juzgado por los tribunales y condenado a pagar los desperfectos. Tampoco consigue concluir su siguiente proyecto para decorar un pabellón de la Feria Internacional de Nueva York, el cual debía llevar el significativo título de Sueño de Venus.
El desarrollo de la Guerra Civil española (cuyo estallido había intuido en Construcción blanda con judías hervidas, luego titulado Premonición de la Guerra Civil, 1936) y el presagio de la Segunda Guerra Mundial había provocado en Dalí el deseo de refugiarse en un mundo sin conflictos, y sublimó su experiencia surrealista retomando la iconografía renacentista e interesándose, sobre todo, por el valor económico de sus cuadros; esto le convirtió en el Avida dolars con que Breton, reordenando las letras de su nombre, le había bautizado.
De particular relevancia en cuanto a la evolución de su obra resulta el viaje que realizó a Italia en 1937; tras el contacto directo con los clásicos, adquirió cierto gusto por los temas religiosos y por una técnica más academicista, que durante mucho tiempo seguiría aplicando, no obstante, a lo onírico y extraño; pueden destacarse, entre otros muchos ejemplos, lienzos como Madonna de Port Lligat (1950, Museo Minami, Tokio), Crucifixión (1954, Museo Metropolitano, Nueva York) y La última cena (1955, National Gallery, Washington). Al mismo tiempo, el pintor producía una enorme cantidad de objetos decorativos carentes de la fuerza transgresora de sus primeras obras surrealistas.

Detalle de La última cena (1955)

Últimos años
En 1948 regresó a España, fijando su residencia de nuevo en Port Lligat y hallando en el régimen del general Franco toda suerte de facilidades. El gobierno incluso declaró aquel rincón catalán que tanto fascinaba al pintor "Paraje pintoresco de interés nacional". Para muchos historiadores del arte lo mejor de su obra ya había sido realizado y, sin embargo, aún le quedaban cuarenta años de caprichosa producción y de irreductible endiosamiento y exhibicionismo, con apariciones públicas del estilo de la que protagonizó en diciembre de 1955, cuando se personó en la Universidad de la Sorbona de París para dar una conferencia en un Rolls Royce repleto de coliflores. En vida del artista incluso se fundó un Museo Dalí en Figueres; ese escenográfico, abigarrado y extraño monumento a su proverbial egolatría es uno de los museos más visitados de España.
Durante los años setenta, Dalí, que había declarado que la pintura era "una fotografía hecha a mano", fue el avalador del estilo hiperrealista internacional que, saliendo de su paleta, no resultó menos inquietante que su prolija indagación anterior sobre el ilimitado y equívoco universo onírico. Pero quien más y quien menos recuerda mejor que sus cuadros su repulsivo bigote engominado, y no falta quien afirme haberlo visto en el Liceo, el lujoso teatro de la ópera de Barcelona, elegantemente ataviado con frac y luciendo en el bolsillo de la pechera, a guisa de vistoso pañuelo, una fláccida tortilla a la francesa.
En su testamento, el controvertido artista legaba gran parte de su patrimonio al Estado español, provocando de ese modo incluso después de su muerte (acaecida en 1989, tras una larga agonía) nuevas y enconadas polémicas. El novelista Italo Calvino escribió que "nada es más falsificable que el inconsciente"; acaso esta verdad paradójica y antifreudiana sea la gran lección del creador del método paranoico-crítico, de ese maestro del histrionismo y la propaganda, de ese pintor desaforado y perfeccionista, de ese eximio prestidigitador y extravagante ciudadano que fue Salvador Dalí. El chiflado prolífico del Ampurdán, la llanura catalana barrida por el vertiginoso viento del norte que recoge las suaves olas del mar Mediterráneo en una costa tortuosa y arriscada, descubrió el arte de la mixtificación y el simulacro, de la mentira, el disimulo y el disfraz antes incluso de aprender a reproducir los sueños con la exactitud de su lápiz.
Su longeva existencia, tercamente consagrada a torturar la materia y los lienzos con los frutos más perversos de su feraz imaginación, se mantuvo igualmente fiel a un paisaje deslumbrante de su infancia: Port Lligat, una bahía abrazada de rocas donde el espíritu se remansa, ora para elevarse hacia los misterios más sublimes, ora para corromperse como las aguas quietas. Místico y narcisista, impúdico exhibidor de todas las circunstancias íntimas de su vida y quizás uno de los mayores pintores del siglo XX, Salvador Dalí convirtió la irresponsabilidad provocativa no en una ética, pero sí en una estética, una lúgubre estética donde lo bello ya no se concibe sin que contenga el inquietante fulgor de lo siniestro.

lunes, 5 de octubre de 2015

CARMEN LAFORET. EXTRAIDA DE VIOGRAFÍAS Y VIDAS



Carmen Laforet (Fuente: Biografia y vida)


(Barcelona, 1921 – Madrid, 2004) Escritora española. Carmen Lafaret Díaz nació en Barcelona el 6 de septiembre de 1921, si bien con dos años de edad se trasladó con su familia a las islas Canarias. A los dieciocho años, una vez finalizados los estudios de bachiller, decidió regresar a Barcelona para estudiar las carreras de filosofía y letras y derecho, si bien no acabó ninguna de las dos. Poco satisfecha de su paso por la universidad, cuando contaba veintiún años se fue a vivir a Madrid.

En Madrid conocería al periodista y crítico literario Manuel Cerezales, quien la animó para que prosiguiera con sus recién iniciados pinitos literarios. Fue sólo dos años más tarde, en 1944, cuando su vida daría un vuelco inesperado al presentar su novela Nada al recién creado Premio Nadal, otorgado por Ediciones Destino.

Aunque entre otros competidores por el premio estaba un escritor de sólida trayectoria como el periodista César González Ruano, el jurado prefirió apostar por la joven desconocida. Su imagen apareció en la prensa del país, que la aclamaba como toda una revelación literaria. Y así fue, porque Nada se reimprimió hasta tres veces el mismo año de su publicación.

Renovadora de las letras españolas

Transcurridos dos años desde su triunfo literario, su vida privada también cambió positivamente cuando contrajo matrimonio con Manuel Cerezales, del que tendría cinco hijos, dos de ellos escritores, Cristina y Agustín.


Carmen Laforet

Consagrada ya como una de las mejores narradoras de la realidad española de la época, los años que siguieron fueron intensos. En 1948 la Real Academia Española la distinguió con el Premio Fastenrath por su primera novela, mientras ella seguía escribiendo sin cesar cuentos y artículos periodísticos. Durante las décadas de los cincuenta y los sesenta Laforet saboreó las mieles del éxito.

Su producción literaria tuvo en ese período tres hitos, las novelas que siguieron a Nada. En 1952 publicó La isla y los demonios, donde evocaba los años de su infancia y adolescencia en Canarias. Tres años después vio la luz La mujer nueva, un título que podría ser la definición de su vida en esta época, pero que era en realidad el relato de su «reconversión» al catolicismo tras unos años de agnosticismo. Esta novela fue la ganadora del Premio Menorca de Novela y al año siguiente le valió a su autora el Premio Nacional de Literatura otorgado por el Ministerio de Cultura, aunque también más de un problema con la censura eclesiástica. En 1963 su creciente prestigio hizo que Editorial Planeta se interesara por su obra y publicara La insolación, prevista como la primera entrega de una trilogía titulada Tres pasos fuera del tiempo.

Años de retiro voluntario

Durante unos años más siguió publicando relatos cortos, artículos y hasta un libro de viajes en 1967 (Paralelo 35). Pero la buena estrella que la había acompañado hasta entonces empezó a apagarse. La década de los setenta estuvo marcada por sus frecuentes depresiones, la separación de su marido y un rechazo cada vez mayor de la vida pública.

Nunca dejó de escribir, pero sus obras iban quedando incompletas, a veces olvidadas, porque su afán de perfeccionismo se convirtió en una obsesión. Después de mucho tiempo siendo objeto de admiración por parte de sus lectores, las dificultades económicas, las envidias y rencillas de los círculos literarios, así como un ambiente politicosocial en el que se sentía extraña, la fueron llevando a un retiro voluntario.

Precisamente de las razones de su aislamiento y búsqueda de la intimidad habla Puedo contar contigo, una colección de cartas cruzadas con su amigo Ramón J. Sender, al que conoció en 1965 durante su viaje a Estados Unidos, invitada por el Departamento de Estado. La recopilación y edición de los textos la realizó su hija Cristina Cerezales en 2003. A medida que pasaban los años, la memoria de la fértil escritora se debilitaba y su salud física menguaba. Finalmente, derrotada por el Alzheimer, falleció el 28 de febrero de 2004.

A pesar de que dos años antes de morir su nombre sonó como candidata al Premio Príncipe de Asturias de las Letras, su mejor recompensa durante las últimas décadas fue el favor del público, que no la olvidó y que hizo posible las continuas reimpresiones de Nada. Recientemente, Ediciones Destino decidió rescatar su obra completa con un plan de edición de dos libros al año y la paulatina traducción al inglés de sus textos. Forma parte destacada de este plan la publicación de Al volver la esquina, una novela inédita. Escrita en la década de los setenta a manera de diario en torno a un maduro pintor bohemio, correspondería a la segunda entrega de la triología iniciada con La insolación.

Nada

El nombre de Carmen Laforet quedará siempre unido en la memoria colectiva a su más lograda creación, Nada. Como un trasunto de su propia vida, la novela sigue el itinerario iniciático de la joven Andrea, que, a fines de 1939, llega a Barcelona, cargada de ilusiones y dispuesta a emprender sus estudios universitarios. Pero sus ansias juveniles chocan con el mundo gris, cargado de violencia, que representan su abuelas y sus tíos, que la acogen en su casa.

Laforet supo transmitir en esta obra, escrita con un estilo literario que supuso una corriente de aire fresco en la prosa de la época, la lenta agonía de la pequeña burguesía de posguerra. Los personajes adultos de la novela caminan desorientados por un territorio cargado de temores y heridas mal cicatrizadas. Frente a ellos, Andrea y su amiga Ena representan una nueva generación que ve cómo sus ansias de crear un mundo diferente son sistemáticamente abortadas. «¡Cuántos días sin importancia! Los días sin importancia que habían transcurrido desde mi llegada me pesaban encima», nos confiesa Andrea en su relato. Con su tono desesperadamente existencialista, Nada es una novela urbana y siempre moderna, pieza clave del realismo literario de posguerra.

En el árido escenario de la posguerra española fueron pocas las voces literarias que se elevaron sobre el silencio y menos aún las de las mujeres, retaguardia doméstica de un país militarizado y machista. Pero fue en ese contexto poco favorable en el que una muchacha de veintitrés años sorprendió a todos con su primera novela, que pasaría a la historia de la literatura española y universal.

Carmen Laforet, la mujer frágil, tímida y huidiza, que a veces se confunde con la protagonista de la novela que le dio la fama, supo conquistar un puesto destacado junto a colegas de su generación como Camilo José Cela, Antonio Buero Vallejo o Miguel Delibes, quien la definió muy acertadamente como «la mujer nueva cuando apenas había mujeres en la literatura». En efecto, Carmen Laforet, Ana María Matute, Carmen Martín Gaite y Josefina Aldecoa fueron algunos de los pocos nombres femeninos que desafiaron el oscuro papel reservado a la mujer en la España franquista.

Extinguido el fulgor de la Generación del 27 y con un gran número de escritores víctimas de la guerra o en el doloroso exilio, la generación de posguerra abría caminos nuevos a las letras. Pronto Carmen Laforet logró el respeto y la admiración de sus contemporáneos, como Juan Ramón Jimenez, el cual, glosando la obra maestra de la escritora, hablaba de «la belleza tan humana de este libro que se nutre hoja tras hoja de la sustancia propia de la escritura».

Algunos críticos posteriores en el tiempo han querido ver en Nada una obra comparable a Cumbres borrascosas de Emily Brontë. Por su parte, Otero Barral, editor de Laforet, se refería, con motivo del fallecimiento de la autora, a su «talento inconmensurable» y no dudaba en equipararla a Virginia Woolf por su modernidad como mujer. En cualquier caso, Nada sería -tras El Quijote, La familia de Pascual Duarte o Cien años de soledad- una de las novelas en lengua española más traducida de todos los tiempos.

lunes, 18 de mayo de 2015

PAUTAS DE COMPORTAMIENTO


 

LOS DIEZ MANDAMIENTOS SECULARES



1. DOMINA tu lengua. Di siempre menos de lo que piensas



2. PIENSA ...antes de hacer una promesa y luego no la rompas por mucho que te cueste cumplirla

3. NUNCA...dejes la oportunidad de decirle algo alentador a una persona o algo bueno acerca de ella.



4. INTERESATE … por las personas que te rodean . Por sus familias, sus sueños. Acompaña a los que ríen sanamente y conforta a los que lloran


5.SÉ ALEGRE. Ríete de las buenas historias y aprende a comentarlas. Transmitir alegría es un don que todos podemos tener.



6. CONSERVA... una mente abierta para todas las cosas. Recuerda que hay pocas verdades absolutas. Y que es una virtud poder discrepar y conservar la amistad del oponente.





7. DEJA...que tus virtudes hablen por si mismas y no hables de las flaquezas y faltas de los otros. Condene las murmuraciones, en especial las malintencionadas



 8. TEN ...cuidado con los sentimientos de los demás. Es más fácil herir, que luego reparar




9. NO...hagas caso de las habladurías sobre tu persona. Vive de forma que nadie pueda darles crédito y acabarán por olvidarlas.






10. NO...seas excesivamente celoso de tus derechos. Trabaja, ten paciencia, conserva la calma, cree en ti mismo, tenga confianza, y recibirás tu recompensa
un ramos de flores de varios colores


EL PASO DEL TEIEMPO DEBE SER UNA CONQUISTA Y NO UNA PERDIDA

viernes, 15 de mayo de 2015

FRIDA KAHLO

Magdalena Carmen Frida Kahlo

(Magdalena Carmen Frida Kahlo; Coyoacán, México, 1907 - id., 1954) Pintora mexicana. Aunque se movió en el ambiente de los grandes muralistas mexicanos de su tiempo y compartió sus ideales, Frida Kahlo creó una pintura absolutamente personal, ingenua y profundamente metafórica al mismo tiempo, derivada de su exaltada sensibilidad y de varios acontecimientos que marcaron su vida.
Frida Kahlo
A los dieciocho años Frida Kahlo sufrió un gravísimo accidente que la obligó a una larga convalecencia, durante la cual aprendió a pintar, y que influyó con toda probabilidad en la formación del complejo mundo psicológico que se refleja en sus obras. En 1929 contrajo matrimonio con el muralista Diego Rivera; tres años después sufrió un aborto que afectó en lo más hondo su delicada sensibilidad y le inspiró dos de sus obras más valoradas: Henry Ford Hospital y Frida y el aborto, cuya compleja simbología se conoce por las explicaciones de la propia pintora. También son muy apreciados sus autorretratos, asimismo de compleja interpretación: Autorretrato con monos o Las dos Fridas.
Cuando André Breton conoció la obra de Frida Kahlo, afirmó que la mexicana era una surrealista espontánea y la invitó a exponer en Nueva York y París, ciudad esta última en la que no tuvo una gran acogida. Frida nunca se sintió cerca del surrealismo, y al final de sus días rechazó abiertamente que su creación artística fuera encuadrada en esa tendencia.
Junto a su cuadro Las dos Fridas
En su búsqueda de las raíces estéticas de México, Frida Kahlo realizó espléndidos retratos de niños y obras inspiradas en la iconografía mexicana anterior a la conquista, pero son las telas que se centran en ella misma y en su azarosa vida las que la han convertido en una figura destacada de la pintura mexicana del siglo XX.
La obra de Frida Kahlo
La producción de la artista mexicana es un ejemplo de ese tipo de arte que sirve como poderoso instrumento con el que exorcizar la angustia de una realidad hostil. El signo trágico de su existencia, marcada por la lucha contra la enfermedad, había comenzado cuando a los seis años contrajo una poliomielitis que le dejó importantes secuelas. En 1925 sufrió un grave accidente de tráfico que le fracturó la columna vertebral y la pelvis. Además de imposibilitarle tener hijos, el accidente fue la causa de numerosas operaciones futuras y de una salud siempre precaria.
A través de la pintura, que empezó a practicar en los largos meses de inmovilidad tras el accidente, Frida Kahlo reflejaría de forma soberbia la colisión entre su ansia de felicidad y la insistente amenaza de su destrucción, a la vez que conjuraba la dualidad irreductible entre los sueños (de amor, de hijos) y la realidad (dolor e impotencia).
Durante la convalecencia del accidente, sin poder ni siquiera incorporarse, comenzó a pintar tomándose ella misma como modelo principal. Le colocaron un espejo bajo el baldaquino de su cama y un carpintero le fabricó una especie de caballete que le permitía pintar estando acostada. Éste fue el inicio de una larga serie de autorretratos, tema que ocupa el grueso de su producción, de carácter fundamentalmente autobiográfico. En una ocasión afirmó: "Me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco." En poco tiempo Frida desarrolló un vocabulario simbólico propio; con él acompañaba sus retratos para representar metafóricamente sus experiencias y sus pensamientos.
Autorretrato con monos (1943)
Influida por las ideas de vindicación de identidad que propagaba el nacionalismo revolucionario, Frida vestía con largas faldas mexicanas, moños trenzados con cintas de colores y collares y pendientes precolombinos. Así la encontramos en Autorretrato como Tehuana (1943, Colección Natasha Gelman, Ciudad de México), representada como mexicana "auténtica" y acentuando sus rasgos mestizos (tenía sangre española, india y alemana). Producto de esa misma ideología nacionalista son los fondos de algunas de sus obras como el Autorretrato con monos (1943, Colección Natasha Gelman, Ciudad de México), en el que su figura aparece recortada sobre plantas selváticas y rodeada de animales, o aquellos en los que retoma imágenes de la cultura precolombina, como Mi nana y yo (1937, Colección Dolores Olmedo, Ciudad de México).
Otras veces, como en Autorretrato - El Marco (1938, Museo Nacional de Arte Moderno, Centro Georges Pompidou, París), se inspira en la imaginería popular y muy específicamente en los retablos cargados de ese barroquismo ingenuo y colorista tan específicamente mexicano que conjuga vívidamente lo espectacular con lo escatológico.
Una de las formas más comunes del arte popular mexicano son los exvotos. Frida vincula a esta tradición sus cuadros de desarrollo narrativo representando de forma sintética los elementos más significativos y de mayor carga expresiva. El tamaño pequeño de los cuadros y la técnica (óleo sobre plancha metálica) proviene también de ellos.
Henry Ford Hospital (1932)
Esta fusión entre la temática personal y las formas de la imaginería popular se encuentra expresada de forma emblemática en la obra Henry Ford Hospital (1932, Colección Dolores Olmedo, Ciudad de México). A pesar del accidente, Frida esperaba que su segundo embarazo llegara a buen término, pero su pelvis fracturada no podía acoger el desarrollo de un niño. La traumática experiencia de un nuevo aborto fue el origen del cuadro.
La adopción de las formas narrativas de los exvotos tiene su mejor ejemplo en una pieza singular titulada Retablo (1943, colección privada). Frida había encontrado un exvoto que representaba el choque entre un tren y un autobús; una muchacha herida yacía sobre las vías y la imagen de la Virgen de los Dolores flotaba sobre la escena. Añadiendo a la chica sus propias cejas y unos rótulos al tren y al autobús, lo convirtió en la representación de su propio accidente. En la parte inferior escribió: "Los esposos Guillermo Kahlo y Matilde C. de Kahlo dan gracias a la Virgen de los Dolores por haber salvado a su niña Frida del accidente acaecido en 1925 en la esquina de Cuahutemozin y de Calzada de Tlalpan."
Retablo (1943)
Tras superar algunas graves crisis de salud, y de forma idéntica a como lo hacen los creyentes con los santos de su devoción, Frida mostró su agradecimiento a los médicos mediante pinturas que siguen rigurosamente las convenciones del exvoto. Muestras de ello son las obras dedicadas al doctor Eloesser y al doctor Farill.
Pero no sólo la enfermedad fue causa de sus trastornos y metáfora de sus pinturas; los reveses de su vida afectiva también fueron tematizados en cuadros que constituyen depuradas síntesis simbólicas. En El corazón (1937, Colección Michel Petitjean, París), la ausencia de manos expresa su impotencia y desesperación ante el enredo amoroso entre Diego Rivera y su hermana Cristina. Su corazón, literalmente arrancado, yace a sus pies y posee un tamaño desmesurado que refleja la intensidad de su dolor. Junto a ella, un vestido femenino, que alude a su hermana, pende de un hilo, a la vez que de sus mangas sale un único brazo que enlaza y un palo atraviesa el hueco que ha dejado su propio corazón.
El corazón (1937)
Frida y el surrealismo
La apariencia onírica de sus imágenes propiciaba la relación de su simbología con el surrealismo, algo que Frida Kahlo negaría rotundamente: "Se me tomaba por una surrealista. Ello no es correcto, yo nunca he pintado sueños, lo que yo he representado era mi realidad."
Frida Kahlo y Diego Rivera
Pero Frida no sólo rechazó el carácter surrealista de su pintura, sino que profesó una profunda aversión hacia los representantes del movimiento. Había conocido a Breton en México en 1938 y al año siguiente pasó varios meses en París, donde tuvo ocasión de entrar en contacto con los otros surrealistas. La opinión que le merecían la expresó sin cortapisas en una carta que escribió desde allí a Nicolas Muray: "No puedes imaginarte lo joputas que son esta gente; me hacen vomitar. Son tan condenadamente intelectuales y degenerados, que ya no los aguanto más."
Frente a las representaciones oníricas o al automatismo psíquico de los surrealistas, los numerosos símbolos que Frida Kahlo introduce en sus cuadros poseen significaciones precisas y son producto de la actividad consciente. Su obra se origina y procede de una continua indagación sobre sí misma, y manifiesta los estados de ánimo de forma precisa y deliberada, materializando las oscilaciones entre el sufrimiento y la esperanza. El carácter simbólico de su pintura da cauce a la expresión vehemente de una personalidad apasionada para la que el arte es desafío y combate, lucha violenta contra la enfermedad, pero también repliegue ensimismado hacia su yo interior y huella del reconocimiento doloroso de su identidad maltrecha.(http://www.biografiasyvidas.com/biografia/k/kahlo.htm)

martes, 7 de abril de 2015

Gabriela Mistral.

Traemos al Blog a Grabiela Mistral,  poeta, pedagoga y feminista y Dilomática chilena. Premio Nobel de Literatura en 1945. En su 126º aniversario de su nacimiento, documentos extraeido de  de Cultura del periódico La Vanguardia.

sábado, 28 de marzo de 2015

SIMÓN RODRÍGUEZ (PEDAGOGO)

Biografía y Vidas ttp://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rodriguez_simon.htm

Simón Rodriguez

(Simón Narciso Jesús Rodríguez; Caracas, Venezuela, 1769 - Amotape, Perú, 1854) Pedagogo y escritor venezolano. Jamás la historia de la América independentista ha sido tan injusta con uno de sus grandes personajes como lo fue con la obra del insigne educador y gran pensador americano don Simón Rodríguez. El relato de su vida, atrapado en el sobrenombre de El Maestro del Libertador, se destacó en la historia por el mérito de haber forjado el espíritu y las ideas de Bolívar, reduciendo a pasividad lo que fue realmente una activa relación de reciprocidad.

Simón Rodríguez
Pero Simón Rodríguez no nació para hacer de Bolívar el futuro Libertador de América; se hizo a sí mismo, más bien, para convertir en verdaderas repúblicas a los territorios conquistados por la libertad. El proyecto diseñado por Simón Rodríguez, basado en la colonización del continente por sus propios habitantes y en la formación de ciudadanos por medio del saber, lo dibuja como un gran pensador americano a quien, en virtud de su incesante lucha en favor de la educación popular, sería más justo recordar como el gran maestro de muchos. La originalidad de sus pensamientos, su sentido estricto de la honestidad, la trascendencia renovadora de sus ideas pedagógicas y sociales y la heterodoxia y excentricidad de sus métodos hablan de un hombre con sentido propio, ajeno al contexto de su época.
Biografía
Los historiadores suelen ubicarlo en la borrosa frontera que separa la genialidad de la locura; y no sin razón, ya que la vida de Simón Narciso Jesús Rodríguez se encuentra minada de anécdotas que no cesan de sugerir la interrogante. Nació en Caracas el 28 de octubre de 1769 (aunque también se afirma que fue en 1771); se dice que era hijo natural de Rosalía Rodríguez y de un hombre desconocido, de apellido Carreño.
Las imprecisiones en torno a su procedencia han animado la fábula: abandonado en las puertas de un monasterio, se crió en la casa de un clérigo de nombre Alejandro Carreño, quien se presume que era su padre, junto a su hermano Cayetano Carreño, que se convertiría en un famoso músico de la ciudad. Era alto y fornido, y su extravagante forma de vestir provocaba la risa de muchos.
Ninguna de estas referencias, sin embargo, cifra la existencia de Simón Rodríguez: viajero incansable, fue un cosmopolita en el sentido literal del término, a quien poco importaba el arraigo a cualquier vínculo familiar, cultural o territorial. El ethos de su vida fue siempre educar, y para ello recorrió el mundo entero, en busca de un lugar en el cual pudiera "hacer algo" y poner en práctica sus ideas. Ésta fue su verdadera patria.
El joven maestro
La larga carrera de Simón Rodríguez como educador, si es que así puede etiquetarse su incesante labor de "formar ciudadanos por medio del saber", se inicia oficialmente cuando el Cabildo de Caracas le otorga, en 1791, el permiso para ejercer de maestro de escuela de primeras letras en la única escuela pública de esa ciudad. Claro está que la formación autodidacta emprendida por Rodríguez desde muy joven habla de un inicio más temprano en su carrera y de un encuentro prematuro con la vocación del saber, la reflexión y el pensamiento.
A los veinte años de edad, según se dice, Simón Rodríguez ya había leído a Jean-Jacques Rousseau, particularmente el Emilio, y una traducción de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Como muestra del ímpetu y la avidez de sus reflexiones, siempre originales y a contrapelo del medio, presentó al ayuntamiento de Caracas, en 1794, un estudio titulado Reflexiones sobre los efectos que vician la escuela de primeras letras de Caracas y medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento.
Las ideas vertidas en este ensayo parten de la necesidad de formalizar la educación pública por medio de la creación de nuevas escuelas y la formación de buenos profesores; de esta forma, argumentaba, se promovería la incorporación de más alumnos (incluyendo a los niños pardos y negros) y la disminución progresiva de la enseñanza particular; se requería además buenos salarios.
Fue en esa época cuando, en la escuela de primeras letras del Cabildo de Caracas, tuvo entre sus alumnos, hasta los catorce años, al entonces travieso Simón Bolívar. Simón Rodríguez, que además de maestro era también amanuense del tutor de Bolívar, había sido recomendado para encargarse de la educación del futuro Libertador de América.

Simón Rodríguez
Alguna contingencia de vital importancia para la vida del maestro lo animaría a abandonar el país. La fecha de su éxodo es dudosa, tanto como la naturaleza de los acontecimientos que lo propiciaron. Es un lugar común el que afirma que Simón Rodríguez formaba parte de la famosa conspiración de Gual y España, descubierta el 13 de julio de 1797, y que tuvo que huir despavorido hacia La Guaira para embarcarse en un galeón con destino a Jamaica.
Hay quien asegura, sin embargo, que su partida ocurrió en fecha anterior a noviembre de 1795, y que fue motivada por su descontento con el régimen español: "Mal avenido con la tiranía que lo agobiaba bajo el sistema colonial (en palabras de O'Leary), resolvió buscar en otra parte la libertad de pensamiento y de acción que no se toleraba en su país natal". Jamaica le esperaba como puerto de inicio de una aventura de más de veinte años en el exilio.
El exilio
La vocación que mostraba Simón Rodríguez hacia la educación se manifiesta también en la atención que prestaba a los nuevos conocimientos; se encontraba sediento por aprender, al tiempo que diseñaba y ensayaba a su paso nuevos métodos de enseñanza. Una vez en Kingston, Rodríguez utilizó sus ahorros para aprender inglés en una escuela de niños; mientras lo hacía, se divertía enseñando castellano a los párvulos. Su método era curioso: "Al salir a la calle los alumnos lanzan sus sombreros al aire, y yo hago lo mismo que ellos".
Su siguiente destino sería Estados Unidos. En Baltimore se empleó como cajista de imprenta, oficio que le permitiría, más tarde, componer él mismo los moldes de imprenta de sus obras. Tres años después viajó a Bayona, en Francia, donde se registró bajo el nombre de Samuel Robinson "para no tener constantemente en la memoria (según dijo él mismo) el recuerdo de la servidumbre". Más tarde, en la ciudad de París, se empadronaría en el registro de españoles de la manera siguiente: "Samuel Robinson, hombre de letras, nacido en Filadelfia, de treinta y un años"; y esta identidad la mantendría los siguientes veinte años de su vida en el viejo continente.
En París conoció a Fray Servando Teresa de Mier, un sacerdote revolucionario de origen mexicano, y lo convenció para que juntos abrieran una escuela de lengua española. Para acreditar sus conocimientos, Rodríguez tradujo al castellano la novela Atala de Chateaubriand; Mier se atribuyó la traducción. También estudió física y química, y se convirtió en el expositor de orden de las investigaciones del laboratorio para el cual trabajaba.
Bolívar se encontraba en París desde 1803, y Simón Rodríguez formaba parte de sus amistades más cercanas. Ambos disfrutaban de largas tertulias, a veces solos y otras acompañados de Fernando Toro o de algún otro personaje. En 1805 emprendieron una larga travesía hasta Italia, cruzando a pie los Alpes. Fueron de Chambéry a Milán, luego a Verona y Venecia, Padua, Ferrara, Florencia y Perusa.
Por último, llegaron a Roma. Aquí fue donde subieron al Monte Sacro y se produjo el famoso juramento de Bolívar de libertar América: "Juro delante de usted (así describe Rodríguez el juramento de Bolívar), juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor, y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español".

El juramento del Monte Sacro
En la ciudad de Nápoles sus trayectorias se separaron: Bolívar regresó a América; Simón Rodríguez volvió a París y de ahí marchó a Alemania, y luego a Prusia, Polonia, Rusia e Inglaterra. Según su propio relato, trabajó en un laboratorio de química, participó en juntas secretas de carácter socialista, estudió literatura y lenguas y regentó una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia.
Posteriormente, en Londres, se desempeñó como educador e inventó un novedoso sistema de enseñanza con varios tópicos, de los cuales uno estaba destinado al buen manejo de la escritura: colocaba a sus alumnos con los brazos en triángulo y los dedos atados, quedando en libertad el índice, el medio y el pulgar. Y los ejercitaba en seguir sobre el papel, situado oblicuamente, los contornos de una plancha de metal donde se había trazado un óvalo. De esta figura formaba todas las letras. "Nada más ingenioso (diría Andrés Bello), nada más lógico, nada más atractivo que su método; es en este sentido otro Pestalozzi, que tiene, como éste, la pasión y el genio de la enseñanza".
Y es que Simón Rodríguez era un apasionado de la escritura. Veía en ella unas capacidades expresivas que, desde su punto de vista, no estaban reflejadas en la gramática española. Solía escribir utilizando al máximo signos de puntuación, admiración y exclamación, mayúsculas y subrayados, y esquemas de fórmulas, símbolos, paréntesis y llaves, de forma tal que le resultara posible transmitir el espíritu y la complejidad de sus pensamientos. Quería una letra viva. Y así la habría de practicar a lo largo de todos sus escritos en Europa y una vez retornado al nuevo continente.
Retorno a América
Animado por las noticias que le llegaban de América, Simón Rodríguez emprendió viaje de regreso en 1823. En su largo exilio había madurado cada vez más sus ideas en torno a la educación y la política, nutriéndose, fundamentalmente, del pensamiento de Montesquieu. Es cierto que Rodríguez acogió las ideas de la Ilustración, pero las utilizó como referencia para la construcción de un proyecto muy original.
En realidad, no podía ser de otra forma, pues el legado de Montesquieu acerca del determinismo geográfico y cultural no invitaba a nada distinto. Así lo expresó Simón Rodríguez: "Las leyes deben ser adecuadas al pueblo para el que fueron dictadas, [...] deben adaptarse a los caracteres físicos del país, [...] deben adaptarse al grado de libertad que permita la Constitución, a la religión de sus habitantes, a sus inclinaciones, a su riqueza, a su número, a su comercio, a sus costumbres y a sus maneras".
De ahí que su obsesión fuera, hasta el momento de su muerte, la de promover la "conquista de América por medio de las ideas"; era preciso formar ciudadanos allí donde no los había, y sólo así se lograría fundar verdaderas repúblicas que no fuesen una mera imitación de las europeas. La América española poseía su propia identidad, y había de poseer sus propias instituciones y gobiernos: "O inventamos o erramos". Su pensamiento, aunque original, chocaba con el ideario que imperaba en los albores de la Independencia americana. Quizá por ello nunca fue del todo comprendido, aun cuando su lucha por ser escuchado y por fundar escuelas públicas a diestro y siniestro no cesó sino en el instante de su muerte.
El reencuentro con Bolívar
Una vez enterado de la estancia de Rodríguez en Colombia, Bolívar le escribió una carta en la cual lo invitaba a encontrarse con él en el sur, donde se hallaba en plena campaña. En Bogotá, primer lugar de estancia a su regreso, sus primeros pasos se encaminaron a instalar una "Casa de Industria Pública". Deseaba, más que nada, dotar a los alumnos de conocimientos directos y habilitar maestros de todos los oficios.
El proyecto fracasó por falta de recursos y el maestro se dirigió hacia el sur. En Guayaquil presentó al gobierno un plan de colonización para el oriente de Ecuador. Finalmente, se encontró con Bolívar en Lima: Simón Rodríguez le presentó sus planes pedagógicos, que habrían de ser implantados en América, en las escuelas que el Libertador ya trataba de fundar y que pondría bajo la dirección del educador. Simón Rodríguez quedó incorporado a su equipo de colaboradores.
A mediados de abril de 1825 inició, junto con Bolívar, un recorrido por Perú y Bolivia. En Arequipa organizó una casa de estudios; después subió al Cuzco, donde fundó un colegio para varones, otro para niñas, un hospicio y una casa de refugio para los desvalidos. En el departamento de Puno hizo otro tanto. En septiembre, ya acompañados del general Antonio José de Sucre, presidente de Bolivia, entraron ambos en La Paz, antes de dirigirse a Oruro y a Potosí.

Simón Rodríguez
Y en Chuquisaca, en noviembre de 1825, tuvo que detener la marcha, pues el proyecto educativo de Simón Rodríguez había de comenzar en esa ciudad. Bolívar lo nombró entonces director de Enseñanza Pública, Ciencias Físicas, Matemáticas y Artes, y director general de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la República Boliviana. El primer día del año 1826 comenzaría a funcionar la llamada Escuela Modelo, que en el cuarto mes de su andadura tenía ya doscientos alumnos.
El plan de enseñanza era muy original: se agrupaba a los alumnos y se concertaban los métodos educativos, mezclándose la técnica y el espíritu. Los niños, entregados por entero a las tareas de aprendizaje, aun durante los ratos de diversión, eran observados individualmente por personal facultativo para identificar las inclinaciones de cada alumno. En palabras de muchos entendidos, la originalidad de estos proyectos se parecía a la aplicada en los famosos falansterios de Charles Fourier; sin embargo, Simón Rodríguez nunca había tenido contacto con aquella obra.
Con independencia de cuál fuera la filosofía implicada en el desarrollo de este proyecto, estuvo claro que no tenía encaje alguno en la sociedad de entonces; la gente no comprendía aquello y le parecía excesiva la inversión que demandaban las escuelas. El mariscal Sucre se vio influido por la crítica del medio, y escribió al Libertador para mostrarle su descontento con la obra de Robinson, como lo solía llamar. Después de enemistarse con todos, Simón Rodríguez renunció finalmente a su cargo. Con profunda rabia y decepción escribió una carta al Libertador, en la que se quejó amargamente de la incomprensión que había padecido.
Últimos años
Decepcionado por cuanto no le habían dejado hacer por la libertad de América, y arruinado y endeudado por cuanto había puesto de su bolsillo para el funcionamiento de las escuelas, se marchó al Perú. En Arequipa montó una fábrica de velas, de la cual esperaba obtener fondos para su manutención; las velas representaban también una muestra sarcástica de aquello que en su opinión había significado el "siglo de las luces" para América.
El éxito de su negocio, sin embargo, estuvo en su retorno a las actividades de maestro: los padres acudían masivamente a la tienda para que se encargara de la educación de sus hijos; y fue así como Simón Rodríguez pidió nuevamente licencia para ser maestro. En 1828 publicó su primera obra, titulada Sociedades americanas en 1828; cómo son y cómo deberían ser en los siglos venideros. Se trataba, en realidad, del prólogo de la obra, en el cual se defiende el derecho de cada persona a recibir educación, señalándose la importancia que ésta tiene para el desarrollo político y social de los nuevos estados americanos.
La primera parte fue reimpresa en El Mercurio Peruano al año siguiente, y continuada en El Mercurio de Valparaíso en noviembre y diciembre de 1829. También publicó en la imprenta pública una obra en defensa de Bolívar, titulada El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social. Otras obras suyas fueron publicadas, entre las que figura un proyecto de ingeniería e hidrología en torno al terreno de Vincoaya. Había muerto el Libertador y el proyecto de la Gran Colombia había quedado deshecho.

Simón Rodríguez
Después de publicar parte de la obra Sociedades Americanas, se marchó a Concepción (Chile), invitado por el intendente de la ciudad para que "llevara a cabo el mejor plan posible de educación científica" en el Instituto Libertario de Concepción. Aplicó a la enseñanza el sistema diseñado en Arequipa, a propósito del proyecto hidrográfico, valiéndose de cuadros sinópticos. El primer cuadro era "fisionómico", y alcanzaba sólo a las nociones; el segundo era "fisiográfico", destinado a proporcionar el conocimiento; el tercero era "fisiológico" o de la ciencia, y el cuarto representaba lo "económico", es decir, la filosofía.
En 1834 publicó Luces y virtudes sociales, obra acabada de su gran proyecto de instrucción. Desgraciadamente, su suerte se vio teñida una vez más por la fatalidad: el terremoto de Concepción de 1835 acabó con todo, incluyendo la estancia de Simón Rodríguez en esa ciudad; "en América no sirvo para nada", exclamaría. Se marchó a Santiago de Chile y protagonizó un maravilloso encuentro con Andrés Bello, del cual brotaría parte del impulso de la universidad fundada por el insigne humanista.
Partió luego a Valparaíso, ciudad en la cual también se dedicó a la enseñanza, utilizando un método bastante original para la época: en la clase de anatomía, se desnudaba y caminaba por el salón para que los alumnos "tuvieran una idea del cuerpo humano". Por supuesto, esta didáctica no tuvo larga vida. La sociedad comenzó a rechazarlo; la población de alumnos descendería rápidamente y él acabaría en la más absoluta miseria.
Así lo encontró el viajero francés Louis-Antoine Vendel-Heyl, a quien diría, casi llorando, que "ni siquiera podía tener el consuelo de publicar el fruto de sus meditaciones y sus estudios". Como muestra del resquemor que sentía hacia la sociedad que frustró sus proyectos, en la puerta de la casa de Simón Rodríguez podía leerse un letrero que decía: "Luces y virtudes americanas, esto es: velas de sebo, paciencia, jabón, resignación, cola fuerte, amor al trabajo".
Sufriendo el temor de que su obra se perdiera, alrededor de 1842 escribió: "La experiencia y el estudio me suministran luces, pero necesito un candelero donde colocarlas: ese candelero es la imprenta. Ando paseando mis manuscritos como los italianos sus Titirimundis. Soy viejo y, aunque robusto, temo dejar, de un día para otro, un baúl lleno de ideas para pasto de un gacetillero que no las entienda. Si muriera, yo habría perdido un poco de gloria, pero los americanos habrían perdido algo más".
Reeditó la obra Sociedades americanas y, sin más, marchó rumbo al Ecuador. En el camino se detuvo en Paita y visitó a la amante de Bolívar, Manuela Sáenz, que se encontraba retirada en esa ciudad. En Latacunga fue acogido por un sacerdote, el doctor Vésquez, quien se empeñaba en que don Simón fuera maestro en el Colegio de San Vicente. A pesar de la insistencia del maestro en dedicarse a la agricultura, terminó siendo profesor de botánica de esa institución.
Paralelamente, y en forma coherente con su visión de las cosas, fundó en esa ciudad una fábrica de pólvora y al mismo tiempo publicó un folleto sobre la Fabricación de pólvora y armas con otras enseñanzas generales, en cuyo preámbulo se puede leer: "la pólvora es aquí el pretexto para tratar de la educación del pueblo". Posteriormente partió a Quito y fundó otra fábrica de velas; luego marchó a Ibarra, a Colombia, y regresó nuevamente a Quito en el año 1853.
Tenía 82 años y conservaba aún un aspecto atlético. Dictó una conferencia que sorprendió al público por sus experiencias y por sus amores tórridos e hijos dejados por el mundo, al igual que por sus ideas. Finalmente, en 1853, a pesar de haber manifestado su intención de volver a Europa con la ilusión de que allí todavía se podía "hacer algo", se trasladó a Amotate, ciudad peruana en la que falleció el 28 de febrero de 1854, a los 83 años de edad.
La obra de Simón Rodríguez
Guiado por la idea de que sólo a través de la educación popular se garantizaría la verdadera fortaleza y prosperidad de las nuevas repúblicas, Simón Rodríguez trazó un proyecto pedagógico de una originalidad indiscutible. En Rodríguez se fundían de manera extraordinaria el educador, el hombre de ideas y el escritor. Sus páginas son fascinantes no sólo por la consistencia de sus ideas y la alta temperatura pasional que les imprime, sino también por el indiscutible y original acento de novedad de su escritura. Ello se manifiesta en la particular vivacidad (rasgo inocultablemente americano) que insufla al castellano, un tanto envarado por siglos de retórica colonial, y en las innovaciones que introdujo en materia tipográfica.
Pedagogo influido por Rousseau y Saint-Simon, Simón Rodríguez fue un reformador intuitivo. Maestro de Simón Bolívar, sus inquietudes e ideas reformadoras influyeron poderosamente en la formación de El Libertador, según él mismo reconoció. Después del triunfo de Bolívar, Rodríguez fue director e inspector general de Instrucción Pública y Beneficencia y organizó escuelas, pero su inquietud y su carácter no lo dejaron nunca asentar, mal que se agravó tras la muerte de Bolívar; el maestro fue rodando hasta su avanzada ancianidad por Chile, Ecuador, Colombia y Perú.
Simón Rodríguez fue el primero que quiso aplicar en Sudamérica los audaces métodos educativos que empezaban a utilizarse a comienzos del siglo XIX en Europa, y por todos los medios trató de imponer en las atrasadas provincias de Bolivia y Colombia las novedosas y revolucionarias teorías sobre la educación de la infancia. Nutrido en las ideas de los grandes filósofos franceses del siglo XVIII, fue un espíritu inconforme y radical. Sus principales textos son El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social (1830), Luces y virtudes sociales (1834) y Sociedades americanas en 1828; cómo son y cómo deberían ser en los siglos venideros (1828, última edición en 1842).
En El Libertador del Mediodía de América hizo una defensa vigorosa de la figura de Bolívar y de su actuación en la guerra de Independencia, exponiendo al mismo tiempo muchas de sus propias ideas sobre la cultura y el destino de los pueblos hispanoamericanos. Aunque esta obra es muy desigual, y por la premura en que fue escrita y el temperamento mismo del autor no guarda mucha unidad, resaltan en ella admirables y audaces pensamientos que hacen de la misma uno de los estudios más interesantes de la cultura americana del siglo pasado. Otros escritos suyos son El suelo y sus habitantes, Extracto sucinto sobre la educación republicana, Consejos de amigo dados al Colegio de Latacunga y Crítica de las providencias del gobierno.